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Descriptor de cargo: Jefe de Tienda

Propósito

El Jefe de Tienda tiene como propósito liderar la operación integral del local comercial, asegurando el cumplimiento de los objetivos de venta, la calidad del servicio al cliente y la correcta ejecución de los procesos operativos. Su rol es clave para garantizar la eficiencia diaria de la tienda, la productividad del equipo y la experiencia del cliente, impactando directamente en los resultados comerciales y en la reputación de la marca en el punto de venta.

Descripción general

El Jefe de Tienda es un Profesional Intermedio, con rol de contribuyente individual, y corresponde a un cargo crítico para la operación comercial. Pertenece a la función de Ventas y Operaciones, clasificada como función clave del negocio. El cargo reporta directamente al Supervisor Zonal, quien a su vez reporta al Gerente Regional de Operaciones.

Sus responsabilidades se distribuyen en un 0% de actividades estratégicas, 40% de actividades tácticas y 60% de actividades operativas. Combina la gestión del equipo de ventas, la supervisión de procesos operacionales en sala y bodega, el control de indicadores de cumplimiento, la implementación de promociones y la solución de contingencias relacionadas con el funcionamiento diario del punto de venta.

El cargo impacta directamente en el cumplimiento de las metas comerciales, la eficiencia de la operación diaria y la calidad del servicio al cliente. Su influencia abarca tanto a su equipo directo como a áreas de apoyo como abastecimiento, marketing y servicio al cliente, contribuyendo a la rentabilidad de la tienda y al posicionamiento de la marca en su zona de operación.

Complejidad e impacto

Profundidad de conocimiento

Conocimiento funcional: El Jefe de Tienda requiere un conocimiento técnico-operativo sólido en gestión de ventas, administración de puntos de venta, control de inventarios y liderazgo de equipos comerciales. Este dominio funcional se complementa con la capacidad de interpretar reportes de desempeño y aplicar políticas comerciales. La combinación de experiencia práctica y formación académica permite tomar decisiones acertadas en un entorno de alto dinamismo y presión por resultados.

Conocimiento del negocio: Este cargo demanda un entendimiento acabado del modelo de negocio retail, incluyendo márgenes, rotación de productos, comportamiento de los consumidores y estrategias de posicionamiento. El Jefe de Tienda debe comprender el impacto de sus decisiones en la rentabilidad, operar dentro de políticas corporativas y adaptar iniciativas según las particularidades de su zona, alineando su gestión con los objetivos comerciales de la compañía.

Desafío

Resolución de problemas: El cargo exige capacidad para resolver problemas operativos, comerciales y de gestión de personas de forma rápida y efectiva. El Jefe de Tienda enfrenta situaciones que requieren priorización de recursos, análisis de causas y aplicación de medidas correctivas, ya sea por contingencias logísticas, fallas en la atención al cliente o conflictos en el equipo. Su respuesta impacta directamente en la continuidad operacional y en la experiencia del cliente.

Liderazgo: El Jefe de Tienda lidera equipos de trabajo multidisciplinarios, compuestos por vendedores, asistentes de sala y personal de bodega. Se espera que ejerza un liderazgo cercano, movilizador y orientado al cumplimiento de metas, estableciendo expectativas claras, retroalimentando en terreno y generando un ambiente de trabajo colaborativo. Su rol es clave para asegurar compromiso, disciplina operativa y buen clima laboral.

Comunicación: Este rol requiere habilidades de comunicación claras y adaptables para interactuar con distintos públicos: su equipo, supervisores zonales, clientes, proveedores y otras áreas de soporte. El Jefe de Tienda debe comunicar instrucciones con precisión, transmitir reportes de avance, argumentar decisiones y gestionar conflictos, manteniendo una interlocución efectiva tanto en lo operativo como en lo comercial.

Influencia

Autonomía: El Jefe de Tienda opera con un nivel medio de autonomía, gestionando el funcionamiento diario del local dentro de los lineamientos y metas establecidos por la organización. Toma decisiones tácticas en tiempo real y ajusta la operación ante desviaciones o imprevistos, pero rinde cuentas y requiere aprobación para cambios estratégicos o estructurales. Su juicio profesional incide directamente en la eficiencia operativa y en los resultados de venta.

Forma del impacto: El impacto del cargo es directo y tangible, con efecto inmediato sobre indicadores de venta, rotación de productos, cumplimiento de metas y satisfacción del cliente. El Jefe de Tienda influye mediante la ejecución de decisiones propias, aplicadas en la operación diaria, y también a través de la gestión de su equipo. Su aporte es esencial para la estabilidad y crecimiento de la operación comercial local.

Alcance del impacto: El alcance de sus decisiones se concentra en la tienda bajo su responsabilidad, afectando la experiencia de compra, los resultados financieros y la eficiencia operativa. Aunque su foco es local, sus resultados se integran a los objetivos zonales y corporativos. Interactúa con múltiples áreas de la empresa, por lo que sus acciones también repercuten en la cadena logística, el control de calidad y la reputación de marca.

Responsabilidades

Actividades operativas (60%)

Actividades tácticas (40%)

Actividades estratégicas (0%)

No aplica para este cargo.

Requisitos

Formación y experiencia

Conocimientos

Conocimientos clave:

Conocimientos deseables:

Capacidades personales

Competencias

Competencias clave:

Competencias deseables:

Otros

Interacciones

El Jefe de Tienda mantiene una interacción permanente con múltiples actores clave. Internamente, se relaciona de manera continua con su equipo de ventas, cajeros, reponedores y encargados de área, promoviendo la coordinación y supervisión operativa diaria. También se comunica regularmente con las áreas centrales como Operaciones, Abastecimiento, Recursos Humanos y Finanzas, para asegurar el cumplimiento de lineamientos corporativos. Externamente, interactúa con clientes, proveedores locales y, ocasionalmente, con autoridades o fiscalizadores, siendo el representante directo de la empresa en la tienda.

Evaluación de desempeño

Criterios de evaluación

Ejemplos de indicadores medibles

Información laboral & administrativa

Guía de preguntas y respuestas

Para este cargo se propone una entrevista basada en competencias. A continuación, se presentan las preguntas sugeridas para cada competencia identificada, junto con las expectativas de respuesta alineadas con los requerimientos del rol.

Competencias clave

Competencias deseables

Demanda cognitiva del cargo

Este análisis se basa en la aplicación estructurada de modelos científicos reconocidos en psicología cognitiva, especialmente el modelo CHC (Cattell–Horn–Carroll), que clasifica las capacidades mentales en seis dominios estables y medibles para describir la demanda cognitiva del trabajo: Inteligencia Fluida (Gf), Inteligencia Cristalizada (Gc), Memoria de Trabajo (Gwm), Velocidad de Procesamiento (Gs), Capacidad Visoespacial (Gv) y Memoria a Largo Plazo y Recuperación (Glr).

Estas capacidades permiten describir con precisión los procesos mentales que requiere el ocupante de un cargo para enfrentar distintos tipos de desafíos intelectuales que demanda el rol, desde la resolución de problemas inéditos hasta la retención eficiente de información, el análisis verbal complejo o la integración de aprendizajes previos.

Las demandas cognitivas se organizan en tres niveles de relevancia para el cargo: capacidades clave, complementarias y no relevantes. Una capacidad clave es esencial para cumplir con las exigencias cognitivas del rol; su nivel requerido será Medio, Medio-alto o Alto, en función del grado de desafío identificado. Una capacidad complementaria no es imprescindible, pero puede potenciar el desempeño en ciertos contextos laborales o tareas específicas, y niveles bajos podrían representar una limitación bajo presión o carga elevada. Por último, una capacidad no relevante tiene bajo o nulo impacto directo en el desempeño esperado, aunque niveles muy bajos podrían afectar el funcionamiento general si interactúan con otras debilidades del entorno o del rol.

Perfilamiento del ocupante del cargo

Este perfilamiento está basado en el modelo de personalidad Big Five, reconocido globalmente por su solidez científica y su capacidad para predecir el desempeño en distintos entornos laborales. La evaluación se realiza considerando 10 rasgos que componen los cinco factores principales de la personalidad: Apertura, Responsabilidad, Amabilidad, Extraversión y Neuroticismo.

La apertura en 10 rasgos permite una mayor precisión y profundidad en la definición de los requisitos intelectuales, conductuales y emocionales del ocupante del cargo, al capturar matices como el estilo de pensamiento, la forma de relacionarse, la organización personal o la respuesta ante la presión. Además, facilita distinguir cuáles rasgos son más estables y cuáles presentan mayor maleabilidad, lo que resulta clave tanto para la selección como para el desarrollo y la gestión del talento.

Los requisitos del perfil se organizan en torno a cuatro niveles de relevancia para el cargo: rasgos clave, complementarios, acotados y no relevantes. Un rasgo clave es esencial para el éxito en el cargo y determina la capacidad del ocupante para cumplir con las exigencias del rol; su intensidad requerida será Media, Media-Alta o Alta. Un rasgo complementario no es estrictamente necesario, pero potencia el desempeño en ciertas situaciones del rol. Un rasgo acotado puede estar presente, pero controlado, ya que niveles altos podrían generar desalineación con el cargo. Por último, un rasgo no relevante tiene bajo o nulo impacto en el desempeño esperado, aunque niveles muy bajos podrían afectar indirectamente ciertas conductas básicas de funcionamiento laboral, por lo que no deben ser descartados sin análisis contextual.

Ajuste a la cultura organizacional

La cultura organizacional está orientada al rendimiento visible, la superación constante y la capacidad de adaptación a demandas del entorno. El trabajo se desarrolla en un contexto dinámico, con foco en el cumplimiento de metas comerciales, toma rápida de decisiones y coordinación funcional efectiva. Los liderazgos combinan exigencia y acompañamiento estratégico, promoviendo una lógica de mejora continua y visibilidad del desempeño individual. Las relaciones laborales son operativas, colaborativas y centradas en los resultados, en un marco que valora la resiliencia, la velocidad de respuesta y la responsabilidad personal frente a indicadores exigentes.

La dinámica de esta organización favorece el posicionamiento individual y el logro profesional, con menor énfasis en misiones trascendentes o compromisos colectivos. Se prioriza la innovación, la agilidad y la apertura a nuevas ideas frente al deseo de estabilidad o estructuras rígidas. El foco está en el cumplimiento normativo más que en la creación de ambientes altamente estimulantes, lo que genera una cultura de orden funcional. A nivel relacional, se promueve la integración al equipo y la cohesión táctica, por sobre la expresión individual sin filtro. Este patrón cultural propicia la incorporación de personas ambiciosas, flexibles y orientadas a la acción, que operan bien en entornos cambiantes con altas exigencias y metas claras.

Para caracterizar al individuo que encarna esta cultura, se emplea el marco de los valores de Schwartz, un conjunto de principios universales que reflejan aquello que una persona valora, privilegia y considera importante al tomar decisiones y relacionarse en el trabajo. Precisar el nivel de cada valor permite traducir la dinámica cultural descrita en pautas de comportamiento concretas, desde la visión organizacional hasta el perfil personal que la representa.

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