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Descriptor de cargo: Ingeniero Residente

Propósito

El Ingeniero Residente tiene como propósito liderar y supervisar en terreno la correcta ejecución de obras de construcción, asegurando el cumplimiento de los estándares técnicos, de seguridad, calidad, plazos y costos establecidos por la organización. Su rol es clave para garantizar la materialización fiel del diseño y la planificación, resolviendo contingencias operativas y articulando de forma efectiva a los distintos actores involucrados en el proyecto.

Descripción general

El Ingeniero Residente es un Profesional de Nivel Intermedio con rol de contribuyente individual altamente especializado. Se desempeña en el ámbito de ejecución de proyectos, dentro de la función de Operaciones y Construcción. Reporta directamente al Jefe de Construcción o al Administrador de Obra, y mantiene coordinación permanente con áreas como Proyectos, Abastecimiento, Seguridad y Calidad.

Su participación es crítica en proyectos con alta visibilidad y exigencias de cumplimiento contractual.

Distribuye su tiempo en un 20% de actividades estratégicas, 50% tácticas y 30% operativas. Su gestión combina supervisión técnica en terreno, coordinación de especialidades y contratistas, control de calidad y costos, y resolución de problemáticas propias del desarrollo constructivo. Impacta directamente en la viabilidad técnica del proyecto, la optimización de los recursos en obra y la satisfacción de los estándares definidos por la organización.

Complejidad e impacto

Profundidad de conocimiento

Conocimiento funcional: El Ingeniero Residente requiere conocimientos técnicos avanzados en ingeniería civil o construcción, incluyendo interpretación de planos, normativas técnicas, procesos constructivos, control de calidad y seguridad en obra. Debe dominar la supervisión técnica de actividades de obra gruesa y terminaciones, así como la coordinación de contratistas, subcontratos y proveedores bajo estándares exigentes de cumplimiento.

Conocimiento del negocio: El cargo exige comprender profundamente la lógica operativa y contractual de los proyectos de construcción, su impacto en los resultados del negocio y los riesgos asociados al incumplimiento en plazos, calidad y costos. Debe alinear sus decisiones con los objetivos del proyecto, gestionando adecuadamente recursos y relaciones con stakeholders internos y externos involucrados en la ejecución.

Desafío

Resolución de problemas: El Ingeniero Residente enfrenta desafíos frecuentes relacionados con desviaciones técnicas, dificultades logísticas o incumplimientos contractuales en obra. Debe identificar rápidamente las causas, evaluar alternativas factibles y tomar decisiones que permitan mantener la continuidad del proyecto, resguardando los estándares técnicos, la seguridad y los plazos comprometidos.

Liderazgo: Aunque no tiene personal a cargo directo, el Ingeniero Residente ejerce liderazgo técnico sobre contratistas y especialistas en terreno. Influye en la ejecución mediante la validación de avances, la detección de desviaciones y la exigencia de cumplimiento, generando alineamiento operativo y elevando estándares de calidad y desempeño en la obra.

Comunicación: El cargo requiere una comunicación clara, directa y técnica, tanto con personal en terreno como con jefaturas, proyectistas y especialistas. Debe traducir especificaciones técnicas en instrucciones operativas, redactar reportes de avance y alertar sobre contingencias de manera oportuna, facilitando decisiones rápidas y bien informadas.

Influencia

Autonomía: En una jornada con restricciones climáticas inesperadas, detecté que el avance en la fundación principal del proyecto estaba comprometido. Tomé la decisión de redistribuir al equipo hacia partidas interiores protegidas, activando frentes de instalaciones que originalmente estaban programados para dos semanas más adelante. Esta decisión fue tomada en el momento, dentro de mis atribuciones y sin necesidad de autorización superior, y permitió mantener la continuidad del proyecto sin afectar el ritmo general. Posteriormente, documenté la decisión y sus fundamentos para dejar constancia en el libro de obra.

Forma del impacto: En una etapa crítica del proyecto, detecté que varios informes técnicos de contratistas estaban siendo entregados con errores que generaban reprocesos en las validaciones mensuales. Propuse un formato estándar con campos obligatorios y ejemplos, lo socialicé con los encargados y realicé una capacitación breve en terreno. Gracias a esta mejora, se redujo en un 60% el tiempo de revisión documental por parte de nuestra oficina técnica y mejoró la puntualidad en los cierres mensuales, lo que impactó directamente en la eficiencia del equipo y la relación con mandantes.

Alcance del impacto: El impacto del Ingeniero Residente se manifiesta directamente en la obra asignada, influyendo en la calidad de la ejecución, el cumplimiento de plazos y el control de costos. Su gestión también repercute en la reputación técnica de la empresa ante mandantes y fiscalizadores, y en la eficiencia global de los recursos utilizados en cada proyecto.

Responsabilidades

Actividades operativas (30%)

Actividades tácticas (50%)

Actividades estratégicas (20%)

Requisitos

Formación y experiencia

Conocimientos

Conocimientos clave:

Conocimientos deseables:

Capacidades personales

Competencias

Competencias clave:

Competencias deseables:

Otros

Interacciones

El Ingeniero Residente mantiene interacción diaria con áreas internas como Proyectos, Abastecimiento, Seguridad y Calidad para coordinar la ejecución técnica, validar especificaciones, asegurar cumplimiento normativo y resolver desviaciones en obra. A nivel externo, se relaciona con contratistas, subcontratistas e inspectores técnicos de organismos reguladores, liderando reuniones de avance, gestionando entregables contractuales y articulando soluciones frente a contingencias de construcción.

Evaluación de desempeño

Criterios de evaluación

Ejemplos de indicadores medibles

Información laboral & administrativa

Guía de preguntas y respuestas

Para este cargo se propone una entrevista basada en logros. El candidato deberá presentar entre 3 y 5 logros relevantes, describiendo la complejidad del problema enfrentado, los desafíos de liderazgo y comunicación, el grado de autonomía con que actuó y el impacto generado en la organización.

Descripción de logros

1. Complejidad del problema:

Grado de dificultad, ambigüedad o novedad del problema enfrentado, considerando múltiples variables e impactos organizacionales.

Qué se espera:

El candidato debería describir cómo resolvió una desviación constructiva o incompatibilidad técnica en obra, usando experiencia previa, revisión de planos y análisis estructurado para tomar decisiones oportunas.

2. Desafío de liderazgo:

Nivel de influencia, coordinación y movilización de personas o equipos requeridos para avanzar hacia una solución efectiva.

Qué se espera:

El candidato debería describir cómo orientó a capataces o técnicos en ajustes de ejecución, promoviendo el cumplimiento de estándares sin ejercer una jefatura formal directa.

3. Desafío de comunicación:

Esfuerzo necesario para alinear intereses, persuadir actores clave y facilitar decisiones en contextos diversos o con información sensible.

Qué se espera:

El candidato debería describir cómo comunicó ajustes de planificación o cambios de diseño a subcontratos y mandante, adaptando lenguaje técnico según el receptor y facilitando coordinación efectiva.

4. Grado de autonomía:

Nivel de independencia en el análisis, decisión y ejecución, sin necesidad de supervisión directa o validaciones jerárquicas constantes.

Qué se espera:

El candidato debería describir cómo tomó decisiones operativas en terreno frente a problemas técnicos o retrasos, dentro del marco autorizado, priorizando continuidad y seguridad.

5. Impacto organizacional:

Manera en que la acción realizada transformó estructuras, procesos o decisiones, modificando el funcionamiento o dirección de la organización.

Qué se espera:

El candidato debería describir cómo su gestión en obra aseguró cumplimiento de plazos, calidad constructiva o eficiencia presupuestaria, contribuyendo a la reputación del proyecto.

Demanda cognitiva del cargo

Este análisis se basa en la aplicación estructurada de modelos científicos reconocidos en psicología cognitiva, especialmente el modelo CHC (Cattell–Horn–Carroll), que clasifica las capacidades mentales en seis dominios estables y medibles para describir la demanda cognitiva del trabajo: Inteligencia Fluida (Gf), Inteligencia Cristalizada (Gc), Memoria de Trabajo (Gwm), Velocidad de Procesamiento (Gs), Capacidad Visoespacial (Gv) y Memoria a Largo Plazo y Recuperación (Glr).

Estas capacidades permiten describir con precisión los procesos mentales que requiere el ocupante de un cargo para enfrentar distintos tipos de desafíos intelectuales que demanda el rol, desde la resolución de problemas inéditos hasta la retención eficiente de información, el análisis verbal complejo o la integración de aprendizajes previos.

Las demandas cognitivas se organizan en tres niveles de relevancia para el cargo: capacidades clave, complementarias y no relevantes. Una capacidad clave es esencial para cumplir con las exigencias cognitivas del rol; su nivel requerido será Medio, Medio-alto o Alto, en función del grado de desafío identificado. Una capacidad complementaria no es imprescindible, pero puede potenciar el desempeño en ciertos contextos laborales o tareas específicas, y niveles bajos podrían representar una limitación bajo presión o carga elevada. Por último, una capacidad no relevante tiene bajo o nulo impacto directo en el desempeño esperado, aunque niveles muy bajos podrían afectar el funcionamiento general si interactúan con otras debilidades del entorno o del rol.

Perfilamiento del ocupante del cargo

Este perfilamiento está basado en el modelo de personalidad Big Five, reconocido globalmente por su solidez científica y su capacidad para predecir el desempeño en distintos entornos laborales. La evaluación se realiza considerando 10 rasgos que componen los cinco factores principales de la personalidad: Apertura, Responsabilidad, Amabilidad, Extraversión y Neuroticismo.

La apertura en 10 rasgos permite una mayor precisión y profundidad en la definición de los requisitos intelectuales, conductuales y emocionales del ocupante del cargo, al capturar matices como el estilo de pensamiento, la forma de relacionarse, la organización personal o la respuesta ante la presión. Además, facilita distinguir cuáles rasgos son más estables y cuáles presentan mayor maleabilidad, lo que resulta clave tanto para la selección como para el desarrollo y la gestión del talento.

Los requisitos del perfil se organizan en torno a cuatro niveles de relevancia para el cargo: rasgos clave, complementarios, acotados y no relevantes. Un rasgo clave es esencial para el éxito en el cargo y determina la capacidad del ocupante para cumplir con las exigencias del rol; su intensidad requerida será Media, Media-Alta o Alta. Un rasgo complementario no es estrictamente necesario, pero potencia el desempeño en ciertas situaciones del rol. Un rasgo acotado puede estar presente, pero controlado, ya que niveles altos podrían generar desalineación con el cargo. Por último, un rasgo no relevante tiene bajo o nulo impacto en el desempeño esperado, aunque niveles muy bajos podrían afectar indirectamente ciertas conductas básicas de funcionamiento laboral, por lo que no deben ser descartados sin análisis contextual.

Ajuste a la cultura organizacional

La cultura organizacional se orienta a la planificación rigurosa, el cumplimiento de plazos y la eficiencia en la ejecución. El trabajo se organiza en torno a estructuras jerárquicas claras, roles bien definidos y procesos estandarizados, donde el control operativo es prioritario. El liderazgo combina autoridad técnica con seguimiento detallado de tareas, y las relaciones laborales se centran en la coordinación funcional más que en el vínculo personal. Se espera disciplina, alineamiento con normas y capacidad de adaptación a condiciones de alta exigencia técnica y operativa.

El foco organizacional está centrado en el logro visible y la validación profesional, con escasa atención a propósitos colectivos o éticos trascendentes. La necesidad de estructura, previsibilidad y control domina ampliamente sobre cualquier impulso a la innovación o el cambio. Se mantiene un equilibrio entre generar condiciones laborales satisfactorias y cumplir con los marcos normativos, sin énfasis marcado en ninguna de estas dimensiones. En términos relacionales, se permite cierta expresión personal, sin que ello reemplace la importancia de la colaboración funcional y la integración estructural. Este patrón favorece la incorporación de personas comprometidas con la eficiencia operativa, disciplinadas y capaces de rendir en contextos exigentes donde la precisión y el cumplimiento son clave.

Para caracterizar al individuo que encarna esta cultura, se emplea el marco de los valores de Schwartz, un conjunto de principios universales que reflejan aquello que una persona valora, privilegia y considera importante al tomar decisiones y relacionarse en el trabajo. Precisar el nivel de cada valor permite traducir la dinámica cultural descrita en pautas de comportamiento concretas, desde la visión organizacional hasta el perfil personal que la representa.

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