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Descriptor de cargo: Gerente de Planta Energética

Propósito

El Gerente de Planta Energética tiene como propósito liderar la operación estratégica de una planta de generación eléctrica, garantizando su eficiencia, seguridad y alineamiento con los objetivos corporativos. Su rol es clave para asegurar la disponibilidad operativa, el control de costos y la sostenibilidad del negocio, generando un impacto directo en los resultados de la empresa y en la calidad del servicio energético.

Descripción general

El Gerente de Planta Energética es un Gerente Senior, con rol de gestor de equipos, y corresponde a un cargo crítico. Pertenece a la función de Operación de Planta, la cual está clasificada como función clave del negocio. El cargo reporta directamente al Director de Operaciones Eléctricas, quien a su vez reporta al Gerente General de Operaciones.

Sus responsabilidades se distribuyen en un 80% de actividades estratégicas, un 20% de actividades tácticas y sin dedicación a actividades operativas. Lidera la operación de la planta, gestiona recursos técnicos y humanos, implementa iniciativas de eficiencia energética y reporta los resultados a niveles superiores.

Contribuye a la sostenibilidad operativa y financiera de la organización, asegurando el cumplimiento de metas estratégicas y normativas. Su impacto se extiende a toda la subfunción de operaciones eléctricas, influenciando decisiones clave y la coordinación con áreas como mantenimiento, ingeniería, finanzas y recursos humanos.

Complejidad e impacto

Profundidad de conocimiento

Conocimiento funcional: El Gerente de Planta Energética debe dominar profundamente la operación de sistemas de generación eléctrica, incluyendo equipos críticos, normativas técnicas y sistemas de control. Este conocimiento incluye experiencia en eficiencia energética, seguridad industrial y mantenimiento de plantas. Además, debe integrar saberes de otras áreas como finanzas operacionales y gestión de recursos humanos, para tomar decisiones técnicas alineadas a la estrategia y continuidad operacional del negocio.

Conocimiento del negocio: Este cargo requiere comprender cómo la operación de la planta impacta los costos, márgenes y continuidad del suministro energético. Debe conocer las implicancias de fallas operacionales en contratos, regulaciones y resultados financieros. Asimismo, se espera que entienda el posicionamiento competitivo del negocio y su rol dentro del portafolio energético de la compañía, anticipando oportunidades de mejora o riesgos que puedan afectar la sostenibilidad operativa y estratégica.

Desafío

Resolución de problemas: Evalúa situaciones complejas utilizando múltiples fuentes de información, filtrando y priorizando datos dinámicos para encontrar soluciones efectivas en escenarios nuevos o inusuales.

Liderazgo: Este rol lidera múltiples equipos técnicos y administrativos, definiendo metas, priorizando recursos y modelando una cultura de alto rendimiento, seguridad y mejora continua. El Gerente debe alinear a jefaturas intermedias, operarios y especialistas bajo una visión operativa común, promoviendo la coordinación transversal y la adherencia a protocolos. También lidera en situaciones de contingencia, donde su capacidad de movilizar rápida y efectivamente al equipo es clave.

Comunicación: La comunicación en este cargo es esencial para alinear equipos internos y coordinar con actores externos como la casa matriz y entes regulatorios. El Gerente debe articular mensajes claros, técnicos y estratégicos, ajustando su discurso según la audiencia. Además, debe gestionar comunicaciones críticas en contextos de emergencia o desviaciones operacionales, asegurando la entrega oportuna y precisa de información clave a distintos niveles organizacionales.

Influencia

Autonomía: El Gerente de Planta Energética actúa con un alto grado de autonomía para tomar decisiones sobre la operación diaria, mantenimiento, asignación de turnos, gestión de recursos y presupuesto operativo. Si bien se alinea con estrategias definidas por la alta dirección, tiene autoridad para implementar mejoras, ajustar planes operativos y resolver incidentes críticos, siendo responsable directo de la continuidad y eficiencia de las operaciones de la planta.

Forma del impacto: Su impacto se manifiesta en la eficiencia energética, el cumplimiento normativo y la disponibilidad operativa de la planta, todos factores clave para la competitividad del negocio. Además, sus decisiones repercuten en la moral y desempeño de los equipos, así como en la reputación de la empresa frente a autoridades y comunidades. El Gerente aporta al negocio mediante acciones que aseguran su funcionamiento continuo, seguro y rentable.

Alcance del impacto: El impacto del cargo abarca toda la operación de la planta, con influencia directa sobre múltiples equipos técnicos, administrativos y de soporte. Sus decisiones afectan la producción energética, los costos operativos y los indicadores de seguridad. Asimismo, su desempeño repercute en la percepción de la empresa a nivel corporativo y regulatorio, haciendo de este un rol con visibilidad e influencia organizacional de gran amplitud.

Responsabilidades

Actividades operativas (0%)

No aplica para este cargo.

Actividades tácticas (20%)

Actividades estratégicas (80%)

Requisitos

Formación y experiencia

Conocimientos

Conocimientos clave:

Conocimientos deseables:

Capacidades personales

Competencias

Competencias clave:

Competencias deseables:

Otros

Interacciones

El Gerente de Planta Energética mantiene interacción constante con las áreas de mantenimiento, ingeniería, recursos humanos y finanzas para coordinar operaciones, controlar costos y ejecutar planes estratégicos. Externamente, se relaciona con proveedores de servicios técnicos y autoridades reguladoras para asegurar el cumplimiento normativo y la eficiencia operativa, reportando regularmente al Subgerente de Operaciones Eléctricas y colaborando con el Gerente General de Operaciones en temas estratégicos.

Evaluación de desempeño

Criterios de evaluación

Ejemplos de indicadores medibles

Información laboral & administrativa

Guía de preguntas y respuestas

Para este cargo se propone una entrevista basada en logros. El candidato deberá presentar entre 3 y 5 logros relevantes, describiendo la complejidad del problema enfrentado, los desafíos de liderazgo y comunicación, el grado de autonomía con que actuó y el impacto generado en la organización.

Descripción de logros

1. Complejidad del problema:

Grado de dificultad, ambigüedad o novedad del problema enfrentado, considerando múltiples variables e impactos organizacionales.

Qué se espera:

El candidato debería describir cómo abordó una falla crítica o necesidad de mejora en eficiencia, integrando variables técnicas, regulatorias y ambientales, evaluando escenarios operativos bajo alta presión.

2. Desafío de liderazgo:

Nivel de influencia, coordinación y movilización de personas o equipos requeridos para avanzar hacia una solución efectiva.

Qué se espera:

El candidato debería describir cómo gestionó equipos técnicos y de mantenimiento, lideró turnos críticos y planificó la operación para asegurar continuidad, eficiencia y cumplimiento de metas ambientales y de seguridad.

3. Desafío de comunicación:

Esfuerzo necesario para alinear intereses, persuadir actores clave y facilitar decisiones en contextos diversos o con información sensible.

Qué se espera:

El candidato debería describir cómo articuló decisiones operativas con casa matriz o autoridades regulatorias, adaptando lenguaje técnico según la audiencia y generando respaldo a planes de acción o inversión.

4. Grado de autonomía:

Nivel de independencia en el análisis, decisión y ejecución, sin necesidad de supervisión directa o validaciones jerárquicas constantes.

Qué se espera:

El candidato debería describir cómo tomó decisiones autónomas ante contingencias técnicas o energéticas, garantizando continuidad operacional y mitigando riesgos reputacionales o de cumplimiento normativo.

5. Impacto organizacional:

Manera en que la acción realizada transformó estructuras, procesos o decisiones, modificando el funcionamiento o dirección de la organización.

Qué se espera:

El candidato debería describir cómo sus decisiones incidieron en la estabilidad del suministro energético, reducción de costos operacionales o mejora de indicadores de sostenibilidad y eficiencia energética.

Demanda cognitiva del cargo

Este análisis se basa en la aplicación estructurada de modelos científicos reconocidos en psicología cognitiva, especialmente el modelo CHC (Cattell–Horn–Carroll), que clasifica las capacidades mentales en seis dominios estables y medibles para describir la demanda cognitiva del trabajo: Inteligencia Fluida (Gf), Inteligencia Cristalizada (Gc), Memoria de Trabajo (Gwm), Velocidad de Procesamiento (Gs), Capacidad Visoespacial (Gv) y Memoria a Largo Plazo y Recuperación (Glr).

Estas capacidades permiten describir con precisión los procesos mentales que requiere el ocupante de un cargo para enfrentar distintos tipos de desafíos intelectuales que demanda el rol, desde la resolución de problemas inéditos hasta la retención eficiente de información, el análisis verbal complejo o la integración de aprendizajes previos.

Las demandas cognitivas se organizan en tres niveles de relevancia para el cargo: capacidades clave, complementarias y no relevantes. Una capacidad clave es esencial para cumplir con las exigencias cognitivas del rol; su nivel requerido será Medio, Medio-alto o Alto, en función del grado de desafío identificado. Una capacidad complementaria no es imprescindible, pero puede potenciar el desempeño en ciertos contextos laborales o tareas específicas, y niveles bajos podrían representar una limitación bajo presión o carga elevada. Por último, una capacidad no relevante tiene bajo o nulo impacto directo en el desempeño esperado, aunque niveles muy bajos podrían afectar el funcionamiento general si interactúan con otras debilidades del entorno o del rol.

Perfilamiento del ocupante del cargo

Este perfilamiento está basado en el modelo de personalidad Big Five, reconocido globalmente por su solidez científica y su capacidad para predecir el desempeño en distintos entornos laborales. La evaluación se realiza considerando 10 rasgos que componen los cinco factores principales de la personalidad: Apertura, Responsabilidad, Amabilidad, Extraversión y Neuroticismo.

La apertura en 10 rasgos permite una mayor precisión y profundidad en la definición de los requisitos intelectuales, conductuales y emocionales del ocupante del cargo, al capturar matices como el estilo de pensamiento, la forma de relacionarse, la organización personal o la respuesta ante la presión. Además, facilita distinguir cuáles rasgos son más estables y cuáles presentan mayor maleabilidad, lo que resulta clave tanto para la selección como para el desarrollo y la gestión del talento.

Los requisitos del perfil se organizan en torno a cuatro niveles de relevancia para el cargo: rasgos clave, complementarios, acotados y no relevantes. Un rasgo clave es esencial para el éxito en el cargo y determina la capacidad del ocupante para cumplir con las exigencias del rol; su intensidad requerida será Media, Media-Alta o Alta. Un rasgo complementario no es estrictamente necesario, pero potencia el desempeño en ciertas situaciones del rol. Un rasgo acotado puede estar presente, pero controlado, ya que niveles altos podrían generar desalineación con el cargo. Por último, un rasgo no relevante tiene bajo o nulo impacto en el desempeño esperado, aunque niveles muy bajos podrían afectar indirectamente ciertas conductas básicas de funcionamiento laboral, por lo que no deben ser descartados sin análisis contextual.

Ajuste a la cultura organizacional

La cultura organizacional se define por su orientación al control operacional, la eficiencia técnica y la mejora continua. El trabajo se organiza bajo estándares exigentes, con liderazgo estructurado y foco en el cumplimiento de objetivos medibles. Los procesos se ejecutan en contextos que requieren precisión, atención a normas y capacidad de respuesta ante condiciones cambiantes. Las relaciones laborales son mayoritariamente funcionales, con un énfasis en la claridad de roles, la responsabilidad individual y la alineación con estándares organizacionales. La toma de decisiones privilegia la reducción de riesgos y la consistencia estructural, con márgenes acotados de autonomía.

En esta organización, la prioridad está en el rendimiento individual, el reconocimiento por logros y la consolidación de estatus profesional, más que en la orientación a causas compartidas o misiones éticas. Se privilegia el orden, la estabilidad y la previsibilidad operativa por sobre la exploración o la innovación. Las prácticas están orientadas al cumplimiento de estándares institucionales, aunque con menor énfasis en generar un entorno laboral estimulante. En cuanto a la dimensión relacional, se mantiene un equilibrio entre la expresión individual y la integración al grupo, sin predominancia marcada por ninguna. Este patrón configura un entorno donde encajan personas orientadas a la eficiencia, comprometidas con el deber, y con alta capacidad para operar dentro de marcos estructurados y exigentes.

Para caracterizar al individuo que encarna esta cultura, se emplea el marco de los valores de Schwartz, un conjunto de principios universales que reflejan aquello que una persona valora, privilegia y considera importante al tomar decisiones y relacionarse en el trabajo. Precisar el nivel de cada valor permite traducir la dinámica cultural descrita en pautas de comportamiento concretas, desde la visión organizacional hasta el perfil personal que la representa.

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