Volver a ejemplos

Descriptor de cargo: Gerente de Exportaciones

Propósito

El Gerente de Exportaciones tiene como propósito liderar y optimizar los procesos de exportación de la compañía, asegurando el cumplimiento normativo, la eficiencia logística y la satisfacción del cliente internacional. Su rol contribuye directamente a la competitividad y crecimiento del negocio en mercados externos, mediante la gestión integral de embarques, documentación, relaciones con stakeholders internacionales y el desarrollo de estrategias de internacionalización.

Descripción general

El Gerente de Exportaciones es un cargo de nivel Gerente Senior, con rol de gestor de equipos, y corresponde a un cargo crítico para la operación internacional de la compañía. Pertenece a la función de Logística Internacional, clasificada como función clave del negocio. El cargo reporta directamente al Director de Logística y Distribución.

Sus responsabilidades se distribuyen en un 80% de actividades estratégicas, 20% de actividades tácticas, sin actividades operativas relevantes. El rol combina la supervisión de embarques, coordinación documental, evaluación de proveedores logísticos, planificación de demanda de exportaciones y participación activa en la definición de estrategias comerciales para mercados internacionales.

El Gerente de Exportaciones impacta directamente en la continuidad operacional, cumplimiento normativo y competitividad global de la empresa. Su alcance organizacional incluye áreas internas como Comercial, Producción y Finanzas, además de stakeholders externos como agentes de aduana, entidades regulatorias y clientes internacionales.

Complejidad e impacto

Profundidad de conocimiento

Conocimiento funcional: El Gerente de Exportaciones requiere un dominio avanzado de comercio internacional, logística, normativas aduaneras y gestión documental. Debe integrar conocimientos técnicos en procesos de exportación, transporte multimodal y acuerdos comerciales. Este conocimiento es adquirido por medio de formación universitaria especializada y experiencia directa en operaciones de comercio exterior en sectores altamente regulados.

Conocimiento del negocio: Debe comprender profundamente la cadena de valor de la empresa y cómo la función de exportaciones se alinea con los objetivos comerciales, productivos y financieros. Esto incluye conocimiento de márgenes, restricciones logísticas, acuerdos de venta internacionales y evolución de los mercados de destino, así como una lectura estratégica de los entornos regulatorios y geopolíticos.

Desafío

Resolución de problemas: Resuelve problemas que combinan factores operativos, legales y estratégicos. Esto implica gestionar retrasos logísticos, conflictos con aduanas, cambios en normativas y fallas en la documentación, buscando soluciones sostenibles bajo presión. La complejidad radica en coordinar múltiples actores internos y externos para mantener la continuidad del negocio en mercados diversos.

Liderazgo: Lidera equipos operativos y profesionales, promoviendo la mejora continua, el cumplimiento de objetivos y el desarrollo del talento. También ejerce liderazgo transversal, coordinando acciones con áreas como Comercial, Finanzas y Producción. Su rol requiere alinear equipos hacia una visión internacional, motivando e influenciando en contextos exigentes.

Comunicación: Debe comunicarse eficazmente con equipos internos, clientes internacionales, autoridades aduaneras y proveedores logísticos. Requiere adaptar su lenguaje técnico a audiencias diversas, negociar condiciones críticas y representar institucionalmente a la empresa ante entes externos. La claridad y oportunidad de su comunicación incide directamente en el éxito de los embarques.

Influencia

Autonomía: Opera con un alto grado de autonomía en la toma de decisiones operativas, tácticas y estratégicas, bajo lineamientos generales del Gerente de Logística. Es responsable de implementar procesos, negociar con stakeholders y resolver contingencias sin supervisión directa constante. Su juicio profesional es clave para la continuidad operacional.

Forma del impacto: Impacta principalmente en la eficiencia operativa, cumplimiento normativo y satisfacción de clientes internacionales. Su trabajo contribuye directamente al desempeño comercial y reputación global de la empresa, generando valor a través de la ejecución oportuna y segura de las exportaciones.

Alcance del impacto: El alcance de su impacto es interdepartamental e interorganizacional. Influye en las decisiones y desempeño de diversas áreas internas, y mantiene relaciones estratégicas con clientes, entidades regulatorias, operadores logísticos y asociaciones de comercio exterior. Su gestión incide en mercados internacionales y en la operación global de la compañía.

Responsabilidades

Actividades operativas (0%)

No aplica para este cargo.

Actividades tácticas (20%)

Actividades estratégicas (80%)

Requisitos

Formación y experiencia

Conocimientos

Conocimientos clave:

Conocimientos deseables:

Capacidades personales

Competencias

Competencias clave:

Competencias deseables:

Otros

Interacciones

El Gerente de Exportaciones mantiene una coordinación constante con áreas internas como Logística, Producción, Finanzas, Comercial y Calidad, para planificar embarques, resolver contingencias y garantizar el cumplimiento de normativas internacionales. Externamente, interactúa con clientes internacionales, agentes de aduana, transportistas y autoridades regulatorias, negociando condiciones de exportación, asegurando el cumplimiento documental y representando a la empresa ante entidades clave del comercio exterior.

Evaluación de desempeño

Criterios de evaluación

Ejemplos de indicadores medibles

Información laboral & administrativa

Guía de preguntas y respuestas

Para este cargo se propone una entrevista basada en logros. El candidato deberá presentar entre 3 y 5 logros relevantes, describiendo la complejidad del problema enfrentado, los desafíos de liderazgo y comunicación, el grado de autonomía con que actuó y el impacto generado en la organización.

Descripción de logros

1. Complejidad del problema:

Grado de dificultad, ambigüedad o novedad del problema enfrentado, considerando múltiples variables e impactos organizacionales.

Qué se espera:

El candidato debería describir cómo enfrentó un desafío comercial o logístico internacional, integrando variables regulatorias, fitosanitarias y contractuales para definir una estrategia de exportación eficaz y sostenible.

2. Desafío de liderazgo:

Nivel de influencia, coordinación y movilización de personas o equipos requeridos para avanzar hacia una solución efectiva.

Qué se espera:

El candidato debería describir cómo lideró equipos de logística, ventas y documentación, gestionando presupuestos y diseñando procesos que aseguraran cumplimiento normativo, eficiencia operativa y relaciones sostenidas con mercados internacionales.

3. Desafío de comunicación:

Esfuerzo necesario para alinear intereses, persuadir actores clave y facilitar decisiones en contextos diversos o con información sensible.

Qué se espera:

El candidato debería describir cómo gestionó negociaciones con clientes o actores internos para resolver conflictos operativos o redefinir condiciones comerciales, adaptando el mensaje según cultura y contexto.

4. Grado de autonomía:

Nivel de independencia en el análisis, decisión y ejecución, sin necesidad de supervisión directa o validaciones jerárquicas constantes.

Qué se espera:

El candidato debería describir cómo tomó decisiones tácticas ante contingencias de exportación o fallas logísticas, coordinando soluciones y asegurando cumplimiento sin requerir validación previa.

5. Impacto organizacional:

Manera en que la acción realizada transformó estructuras, procesos o decisiones, modificando el funcionamiento o dirección de la organización.

Qué se espera:

El candidato debería describir cómo sus decisiones fortalecieron la posición de la empresa en mercados clave, mejoraron márgenes de exportación o contribuyeron al rediseño de políticas comerciales o logísticas.

Demanda cognitiva del cargo

Este análisis se basa en la aplicación estructurada de modelos científicos reconocidos en psicología cognitiva, especialmente el modelo CHC (Cattell–Horn–Carroll), que clasifica las capacidades mentales en seis dominios estables y medibles para describir la demanda cognitiva del trabajo: Inteligencia Fluida (Gf), Inteligencia Cristalizada (Gc), Memoria de Trabajo (Gwm), Velocidad de Procesamiento (Gs), Capacidad Visoespacial (Gv) y Memoria a Largo Plazo y Recuperación (Glr).

Estas capacidades permiten describir con precisión los procesos mentales que requiere el ocupante de un cargo para enfrentar distintos tipos de desafíos intelectuales que demanda el rol, desde la resolución de problemas inéditos hasta la retención eficiente de información, el análisis verbal complejo o la integración de aprendizajes previos.

Las demandas cognitivas se organizan en tres niveles de relevancia para el cargo: capacidades clave, complementarias y no relevantes. Una capacidad clave es esencial para cumplir con las exigencias cognitivas del rol; su nivel requerido será Medio, Medio-alto o Alto, en función del grado de desafío identificado. Una capacidad complementaria no es imprescindible, pero puede potenciar el desempeño en ciertos contextos laborales o tareas específicas, y niveles bajos podrían representar una limitación bajo presión o carga elevada. Por último, una capacidad no relevante tiene bajo o nulo impacto directo en el desempeño esperado, aunque niveles muy bajos podrían afectar el funcionamiento general si interactúan con otras debilidades del entorno o del rol.

Perfilamiento del ocupante del cargo

Este perfilamiento está basado en el modelo de personalidad Big Five, reconocido globalmente por su solidez científica y su capacidad para predecir el desempeño en distintos entornos laborales. La evaluación se realiza considerando 10 rasgos que componen los cinco factores principales de la personalidad: Apertura, Responsabilidad, Amabilidad, Extraversión y Neuroticismo.

La apertura en 10 rasgos permite una mayor precisión y profundidad en la definición de los requisitos intelectuales, conductuales y emocionales del ocupante del cargo, al capturar matices como el estilo de pensamiento, la forma de relacionarse, la organización personal o la respuesta ante la presión. Además, facilita distinguir cuáles rasgos son más estables y cuáles presentan mayor maleabilidad, lo que resulta clave tanto para la selección como para el desarrollo y la gestión del talento.

Los requisitos del perfil se organizan en torno a cuatro niveles de relevancia para el cargo: rasgos clave, complementarios, acotados y no relevantes. Un rasgo clave es esencial para el éxito en el cargo y determina la capacidad del ocupante para cumplir con las exigencias del rol; su intensidad requerida será Media, Media-Alta o Alta. Un rasgo complementario no es estrictamente necesario, pero potencia el desempeño en ciertas situaciones del rol. Un rasgo acotado puede estar presente, pero controlado, ya que niveles altos podrían generar desalineación con el cargo. Por último, un rasgo no relevante tiene bajo o nulo impacto en el desempeño esperado, aunque niveles muy bajos podrían afectar indirectamente ciertas conductas básicas de funcionamiento laboral, por lo que no deben ser descartados sin análisis contextual.

Ajuste a la cultura organizacional

La cultura organizacional se configura como un entorno humano y participativo, centrado en el compromiso interpersonal, la colaboración operativa y la continuidad del quehacer diario. El trabajo se desarrolla en contextos donde el respeto mutuo, la cercanía y la estabilidad emocional son clave para el funcionamiento. Los liderazgos se manifiestan de forma cercana y cuidadosa, favoreciendo vínculos horizontales y prácticas que refuerzan la cohesión del grupo. Se promueve el aprendizaje colectivo y la atención a los demás, en una cultura que equilibra contención relacional con estructuras claras y una disposición moderada al cambio cuando es funcional al bienestar común.

Esta organización tiende a privilegiar la orientación hacia propósitos compartidos por sobre el avance individual, reflejando un impulso cultural más altruista que competitivo. Existe un equilibrio entre la necesidad de estabilidad y la apertura a nuevas ideas, lo que genera un entorno en el que la previsibilidad opera como base para la mejora continua. Se observa una preferencia por el cumplimiento estructural y el respeto a normas organizacionales por sobre la búsqueda de ambientes laborales particularmente estimulantes o emocionalmente gratos. En las relaciones interpersonales predomina el sentido de pertenencia y la integración al colectivo, por encima de la expresión individual libre o la diferenciación personal. Este patrón cultural favorece a personas comprometidas, respetuosas y colaborativas, que valoran la estabilidad relacional y se orientan al bien común desde una lógica práctica y afectiva.

Para caracterizar al individuo que encarna esta cultura, se emplea el marco de los valores de Schwartz, un conjunto de principios universales que reflejan aquello que una persona valora, privilegia y considera importante al tomar decisiones y relacionarse en el trabajo. Precisar el nivel de cada valor permite traducir la dinámica cultural descrita en pautas de comportamiento concretas, desde la visión organizacional hasta el perfil personal que la representa.

Subir