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Descriptor de cargo: Director Ejecutivo de ONG

Propósito

Conducir la estrategia, operaciones y sostenibilidad de la organización sin fines de lucro, asegurando el cumplimiento de su misión, la representación ante stakeholders clave y la movilización de recursos humanos y financieros.

Descripción general

Es un gestor de equipos del nivel Gerente Senior. Reporta directamente al Directorio, no tiene un jefe superior adicional y lidera un equipo de 22 personas. Pertenece a una función clave del negocio y su rol es considerado crítico para el cumplimiento de la misión institucional.

Con una dedicación de 80% estratégica y 20% táctica, el Director Ejecutivo de ONG dirige a gerentes y profesionales, representa a la institución, gestiona recursos clave, y lidera procesos que alinean la ejecución operativa con la estrategia de largo plazo de la organización.

Su impacto se manifiesta en una subfunción relevante para la organización, afectando la planificación financiera, formulación de políticas y resultados finales. Influye significativamente en el desempeño de múltiples equipos y en la sostenibilidad de la misión social.

Complejidad e impacto

Profundidad de conocimiento

Conocimiento funcional: Domina profundamente su área de especialidad y comprende otras disciplinas relevantes para el cumplimiento del propósito institucional. Aplica criterios técnicos avanzados para resolver problemas estratégicos y operativos, consolidando estándares de excelencia. Establece lineamientos para otros líderes funcionales y actúa como referente técnico y ético dentro de la organización, asegurando consistencia y calidad en la ejecución de los programas y servicios.

Conocimiento del negocio: Comprende integralmente cómo su función impacta el posicionamiento y sostenibilidad de la organización. Analiza el entorno social, político y financiero en el que opera, anticipando riesgos y oportunidades. Interpreta tendencias sectoriales y regulatorias para alinear la estrategia institucional con las demandas del contexto. Coordina con áreas clave para asegurar coherencia entre recursos, procesos, impacto social y sostenibilidad organizacional.

Desafío

Resolución de problemas: Resuelve problemas abiertos y complejos que involucran múltiples variables y partes interesadas. Integra información cualitativa y cuantitativa de distintas fuentes, considerando precedentes, restricciones operativas y objetivos de largo plazo. Toma decisiones en escenarios de alta incertidumbre, utilizando criterio estratégico y capacidad adaptativa. Formula respuestas innovadoras frente a nuevos desafíos que pueden redefinir las prioridades o enfoques de la organización.

Liderazgo: Dirige a toda la organización, incluyendo equipos de nivel directivo y profesional. Define prioridades institucionales, asigna recursos estratégicos y lidera procesos de cambio cultural y organizacional. Inspira y orienta al equipo hacia el propósito social, generando cohesión y compromiso. Desarrolla capacidades de liderazgo en otros niveles, garantizando continuidad y sostenibilidad en la gestión. Es el principal referente de conducción interna y externa.

Comunicación: Utiliza habilidades avanzadas de comunicación para influir en audiencias internas y externas. Representa a la organización ante directorios, autoridades, donantes y medios, transmitiendo mensajes estratégicos con claridad y credibilidad. Internamente, comunica visión, decisiones complejas y cambios organizacionales, generando alineamiento y confianza. Adapta su estilo comunicacional según el interlocutor, favoreciendo la construcción de relaciones de largo plazo con múltiples stakeholders.

Influencia

Autonomía: Toma decisiones estratégicas con plena autonomía dentro de los marcos definidos por el directorio. Define prioridades, lidera iniciativas clave y representa institucionalmente a la organización. Establece marcos de actuación para otras áreas y asegura la implementación efectiva de la estrategia. Su autonomía incluye decisiones sobre estructura organizativa, uso de recursos y adaptación del modelo operativo a contextos cambiantes.

Forma del impacto: Influye de manera directa en el cumplimiento del propósito institucional y en la sostenibilidad de largo plazo. Sus decisiones inciden en la dirección estratégica, los resultados de impacto social, la reputación pública y la salud financiera de la organización. Aporta visión, liderazgo y alineamiento organizacional. Participa en la formulación de políticas, marcos éticos y principios de actuación que definen la identidad institucional.

Alcance del impacto: Su impacto abarca toda la organización y se extiende a las relaciones con el entorno institucional y comunitario. Afecta la estrategia, el funcionamiento de todas las áreas y el posicionamiento externo. Tiene responsabilidad sobre los resultados globales de la institución y sobre la calidad del vínculo con donantes, autoridades, medios, redes y beneficiarios. Su gestión define el nivel de legitimidad y reconocimiento alcanzado.

Responsabilidades

Actividades operativas (0%)

No aplica para este cargo.

Actividades tácticas (20%)

Actividades estratégicas (80%)

Requisitos

Formación y experiencia

Conocimientos

Conocimientos clave:

Conocimientos deseables:

Capacidades personales

Competencias

Competencias clave:

Competencias deseables:

No aplica para este cargo.

Otros

Interacciones

Mantiene relación directa con el Directorio, gerentes internos, equipos operativos, aliados estratégicos, entidades gubernamentales y comunidades atendidas. Representa a la organización en espacios públicos e instancias de articulación intersectorial.

Evaluación de desempeño

Criterios de evaluación

Ejemplos de indicadores medibles

Información laboral & administrativa

Guía de preguntas y respuestas

Para este cargo se propone una entrevista basada en logros. El candidato deberá presentar entre 3 y 5 logros relevantes, describiendo la complejidad del problema enfrentado, los desafíos de liderazgo y comunicación, el grado de autonomía con que actuó y el impacto generado en la organización.

Descripción de logros

1. Complejidad del problema:

Grado de dificultad, ambigüedad o novedad del problema enfrentado, considerando múltiples variables e impactos organizacionales.

Qué se espera:

El candidato debería describir cómo enfrentó un desafío de sostenibilidad financiera o política pública, analizando contextos complejos, actores clave y datos de impacto social para definir estrategias viables y alineadas a la misión.

2. Desafío de liderazgo:

Nivel de influencia, coordinación y movilización de personas o equipos requeridos para avanzar hacia una solución efectiva.

Qué se espera:

El candidato debería describir cómo movilizó equipos técnicos y voluntarios, gestionó alianzas y promovió iniciativas transformadoras, asegurando alineamiento con valores institucionales y metas de desarrollo social.

3. Desafío de comunicación:

Esfuerzo necesario para alinear intereses, persuadir actores clave y facilitar decisiones en contextos diversos o con información sensible.

Qué se espera:

El candidato debería describir cómo articuló discursos institucionales ante organismos multilaterales, donantes o medios, transmitiendo visión estratégica e influencia para obtener apoyo o reposicionar la organización.

4. Grado de autonomía:

Nivel de independencia en el análisis, decisión y ejecución, sin necesidad de supervisión directa o validaciones jerárquicas constantes.

Qué se espera:

El candidato debería describir cómo lideró decisiones estratégicas sin aprobación previa, reorganizando programas o presupuestos para asegurar viabilidad organizacional y cumplimiento del mandato institucional.

5. Impacto organizacional:

Manera en que la acción realizada transformó estructuras, procesos o decisiones, modificando el funcionamiento o dirección de la organización.

Qué se espera:

El candidato debería describir cómo su liderazgo redefinió prioridades institucionales, generó cambios estructurales en políticas de intervención o atrajo financiamiento estratégico, fortaleciendo sostenibilidad e impacto comunitario.

Demanda cognitiva del cargo

Este análisis se basa en la aplicación estructurada de modelos científicos reconocidos en psicología cognitiva, especialmente el modelo CHC (Cattell–Horn–Carroll), que clasifica las capacidades mentales en seis dominios estables y medibles para describir la demanda cognitiva del trabajo: Inteligencia Fluida (Gf), Inteligencia Cristalizada (Gc), Memoria de Trabajo (Gwm), Velocidad de Procesamiento (Gs), Capacidad Visoespacial (Gv) y Memoria a Largo Plazo y Recuperación (Glr).

Estas capacidades permiten describir con precisión los procesos mentales que requiere el ocupante de un cargo para enfrentar distintos tipos de desafíos intelectuales que demanda el rol, desde la resolución de problemas inéditos hasta la retención eficiente de información, el análisis verbal complejo o la integración de aprendizajes previos.

Las demandas cognitivas se organizan en tres niveles de relevancia para el cargo: capacidades clave, complementarias y no relevantes. Una capacidad clave es esencial para cumplir con las exigencias cognitivas del rol; su nivel requerido será Medio, Medio-alto o Alto, en función del grado de desafío identificado. Una capacidad complementaria no es imprescindible, pero puede potenciar el desempeño en ciertos contextos laborales o tareas específicas, y niveles bajos podrían representar una limitación bajo presión o carga elevada. Por último, una capacidad no relevante tiene bajo o nulo impacto directo en el desempeño esperado, aunque niveles muy bajos podrían afectar el funcionamiento general si interactúan con otras debilidades del entorno o del rol.

Perfilamiento del ocupante del cargo

Este perfilamiento está basado en el modelo de personalidad Big Five, reconocido globalmente por su solidez científica y su capacidad para predecir el desempeño en distintos entornos laborales. La evaluación se realiza considerando 10 rasgos que componen los cinco factores principales de la personalidad: Apertura, Responsabilidad, Amabilidad, Extraversión y Neuroticismo.

La apertura en 10 rasgos permite una mayor precisión y profundidad en la definición de los requisitos intelectuales, conductuales y emocionales del ocupante del cargo, al capturar matices como el estilo de pensamiento, la forma de relacionarse, la organización personal o la respuesta ante la presión. Además, facilita distinguir cuáles rasgos son más estables y cuáles presentan mayor maleabilidad, lo que resulta clave tanto para la selección como para el desarrollo y la gestión del talento.

Los requisitos del perfil se organizan en torno a cuatro niveles de relevancia para el cargo: rasgos clave, complementarios, acotados y no relevantes. Un rasgo clave es esencial para el éxito en el cargo y determina la capacidad del ocupante para cumplir con las exigencias del rol; su intensidad requerida será Media, Media-Alta o Alta. Un rasgo complementario no es estrictamente necesario, pero potencia el desempeño en ciertas situaciones del rol. Un rasgo acotado puede estar presente, pero controlado, ya que niveles altos podrían generar desalineación con el cargo. Por último, un rasgo no relevante tiene bajo o nulo impacto en el desempeño esperado, aunque niveles muy bajos podrían afectar indirectamente ciertas conductas básicas de funcionamiento laboral, por lo que no deben ser descartados sin análisis contextual.

Ajuste a la cultura organizacional

La cultura organizacional se configura como un entorno relacional, participativo y comprometido con una causa trascendente. El trabajo diario se desarrolla en base a la colaboración activa, el apoyo mutuo y la vocación de servicio. Los liderazgos son cercanos y promueven vínculos horizontales, reforzando el sentido de propósito colectivo. Las relaciones laborales priorizan el bienestar emocional, la empatía y la construcción de comunidad, en un marco que equilibra apertura al cambio con prácticas que sostienen la identidad compartida.

Esta organización privilegia con claridad la orientación hacia propósitos colectivos y transformadores, por sobre la búsqueda de logros personales o reconocimiento individual. Existe un balance entre la necesidad de orden y la apertura a nuevas ideas, permitiendo el funcionamiento de estructuras adaptativas con cierto grado de estabilidad. Se valoran ambientes emocionalmente positivos, con énfasis en el bienestar de las personas, más que en la estricta adhesión a normas o exigencias formales. En el plano relacional, se promueve con fuerza la cohesión, la integración y el compromiso con el grupo, por sobre la expresión personal individualizada. Este patrón cultural favorece la incorporación de personas generosas, comprometidas y emocionalmente disponibles, que se movilizan por causas mayores y encuentran sentido en la colaboración afectiva y sostenida.

Para caracterizar al individuo que encarna esta cultura, se emplea el marco de los valores de Schwartz, un conjunto de principios universales que reflejan aquello que una persona valora, privilegia y considera importante al tomar decisiones y relacionarse en el trabajo. Precisar el nivel de cada valor permite traducir la dinámica cultural descrita en pautas de comportamiento concretas, desde la visión organizacional hasta el perfil personal que la representa.

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