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Descriptor de cargo: Coordinador de Servicios

Propósito

El Coordinador de Servicios tiene como propósito supervisar la ejecución operativa de los servicios clínicos de apoyo no médicos, garantizando la disponibilidad de recursos, eficiencia operativa y calidad del servicio. Coordina un equipo de soporte, mantiene relación con unidades clínicas y reporta información clave a la jefatura para asegurar continuidad asistencial.

Descripción general

El Coordinador de Servicios es un Supervisor de Ejecución, con rol de gestor de equipos, y no corresponde a un cargo crítico. Pertenece a la función de Coordinación de Apoyo Clínico, clasificada como función de soporte. Reporta directamente al Subdirector de Servicios Clínicos, quien a su vez reporta al Director Médico.

Sus responsabilidades se distribuyen en un 70% de actividades operativas y un 30% de actividades tácticas. Lidera el funcionamiento diario de los servicios clínicos de apoyo, distribuye tareas, resuelve contingencias, gestiona recursos y asegura cumplimiento de estándares operativos.

Su impacto se refleja en la eficiencia, calidad y continuidad de los servicios de apoyo clínico. Contribuye al funcionamiento integral de la clínica al garantizar recursos y condiciones adecuadas para el trabajo clínico asistencial.

Complejidad e impacto

Profundidad de conocimiento

Conocimiento funcional: El Coordinador de Servicios debe manejar a cabalidad los procedimientos operativos de atención al cliente, herramientas de gestión administrativa, control de agenda y sistemas de monitoreo de satisfacción. Su conocimiento funcional le permite resolver requerimientos, escalar casos complejos y garantizar la continuidad de los servicios en coordinación con otros actores institucionales. La comprensión de estos procesos es clave para asegurar eficiencia operativa y cumplimiento de protocolos de atención.

Conocimiento del negocio: Comprende la relevancia de su rol en el funcionamiento general de la institución, especialmente en la articulación entre usuarios, equipos técnicos y directivos. Ajusta sus decisiones y prioridades para responder a estándares de servicio, cumplimiento de compromisos con la comunidad y metas operativas. Esta visión integrada le permite anticipar contingencias, colaborar con otras áreas y aportar al desarrollo institucional desde su rol coordinador.

Desafío

Resolución de problemas: Debe resolver problemas operativos de forma ágil y efectiva, tales como retrasos en la atención, demandas imprevistas o conflictos de agenda. Utiliza criterios técnicos, experiencia previa y análisis situacional para encontrar soluciones oportunas y sostenibles. La capacidad de anticipar cuellos de botella y activar respuestas rápidas es fundamental para asegurar la continuidad del servicio y mantener una experiencia positiva para los usuarios.

Liderazgo: Lidera un equipo operativo responsable de tareas críticas para el funcionamiento diario del servicio. Asigna funciones, supervisa cumplimiento, orienta al equipo ante situaciones excepcionales y promueve una cultura de responsabilidad y respeto. Su liderazgo se ejerce desde la cercanía operativa, con foco en resultados concretos y en la mejora continua, fortaleciendo tanto el clima interno como la eficiencia en la atención a usuarios.

Comunicación: Mantiene una comunicación clara, profesional y empática con equipos internos, superiores jerárquicos y usuarios del servicio. Transmite instrucciones operativas, gestiona requerimientos de manera oportuna y genera reportes sobre el funcionamiento del área. Su rol requiere adaptar el lenguaje a distintos públicos, manejar situaciones sensibles con cuidado y asegurar la circulación fluida de la información entre todos los actores involucrados en el proceso de atención.

Influencia

Autonomía: Opera con un nivel significativo de autonomía táctica. Si bien responde a lineamientos generales, toma decisiones diarias sobre distribución de recursos, resolución de incidencias y priorización de tareas. Esta autonomía le permite mantener la continuidad operacional, resolver contingencias sin necesidad de validación constante y proponer ajustes en los procesos cuando detecta oportunidades de mejora desde la experiencia directa en terreno.

Forma del impacto: El impacto del Coordinador de Servicios se refleja en la eficiencia operativa del área, la satisfacción de usuarios y la fluidez de los procesos administrativos. A través de su liderazgo y control de la operación diaria, influye directamente en la calidad de atención. También aporta a la reputación institucional al asegurar que los servicios se presten con oportunidad, respeto y apego a los estándares definidos.

Alcance del impacto: Su impacto se extiende a todas las personas que utilizan los servicios bajo su coordinación, así como al equipo de trabajo que depende de su gestión. También afecta la relación de la institución con otras áreas internas, asegurando que la operación esté alineada con los objetivos generales. Su capacidad para articular estos actores determina el nivel de eficiencia y satisfacción logrado por la unidad.

Responsabilidades

Actividades operativas (70%)

Actividades tácticas (30%)

Actividades estratégicas (0%)

No aplica para este cargo.

Requisitos

Formación y experiencia

Conocimientos

Conocimientos clave:

Conocimientos deseables:

Capacidades personales

Competencias

Competencias clave:

Competencias deseables:

Otros

Interacciones

El Coordinador de Servicios mantiene relaciones constantes con su equipo operativo, con unidades clínicas que utilizan los servicios de apoyo, con áreas de abastecimiento, y con la subdirección a la que reporta. También interactúa con unidades de calidad o seguridad cuando se requiere analizar incidentes. Su rol es articulador, resolutivo y orientado a que el funcionamiento operativo sea impecable día a día.

Evaluación de desempeño

Criterios de evaluación

Ejemplos de indicadores medibles

Información laboral & administrativa

Guía de preguntas y respuestas

Para este cargo se propone una entrevista basada en competencias. A continuación, se presentan las preguntas sugeridas para cada competencia identificada, junto con las expectativas de respuesta alineadas con los requerimientos del rol.

Competencias clave

Competencias deseables

Perfilamiento del ocupante del cargo

Este perfilamiento está basado en el modelo de personalidad Big Five, reconocido globalmente por su solidez científica y su capacidad para predecir el desempeño en distintos entornos laborales. La evaluación se realiza considerando 10 rasgos que componen los cinco factores principales de la personalidad: Apertura, Responsabilidad, Amabilidad, Extraversión y Neuroticismo.

La apertura en 10 rasgos permite una mayor precisión y profundidad en la definición de los requisitos intelectuales, conductuales y emocionales del ocupante del cargo, al capturar matices como el estilo de pensamiento, la forma de relacionarse, la organización personal o la respuesta ante la presión. Además, facilita distinguir cuáles rasgos son más estables y cuáles presentan mayor maleabilidad, lo que resulta clave tanto para la selección como para el desarrollo y la gestión del talento.

Los requisitos del perfil se organizan en torno a cuatro niveles de relevancia para el cargo: rasgos clave, complementarios, acotados y no relevantes. Un rasgo clave es esencial para el éxito en el cargo y determina la capacidad del ocupante para cumplir con las exigencias del rol; su intensidad requerida será Media, Media-Alta o Alta. Un rasgo complementario no es estrictamente necesario, pero potencia el desempeño en ciertas situaciones del rol. Un rasgo acotado puede estar presente, pero controlado, ya que niveles altos podrían generar desalineación con el cargo. Por último, un rasgo no relevante tiene bajo o nulo impacto en el desempeño esperado, aunque niveles muy bajos podrían afectar indirectamente ciertas conductas básicas de funcionamiento laboral, por lo que no deben ser descartados sin análisis contextual.

Ajuste a la cultura organizacional

La cultura organizacional se configura como un entorno cálido, cooperativo y con fuerte vocación de servicio. El trabajo se desarrolla en contextos donde el vínculo con otros, la empatía y el cuidado mutuo son pilares del funcionamiento diario. Los liderazgos se ejercen desde la cercanía, promoviendo relaciones horizontales y espacios de contención emocional. Las relaciones laborales se basan en el compromiso afectivo, la disponibilidad permanente y el trabajo en equipo. Se espera una actitud atenta, ética y emocionalmente conectada, en un entorno que combina estructura funcional con apertura a la mejora y a la experiencia compartida.

Esta organización da un valor prioritario a los objetivos colectivos y a la vocación de servicio, muy por encima de la búsqueda de logro personal o posicionamiento individual. El entorno mantiene un equilibrio entre la apertura al cambio y la necesidad de estabilidad, creando un espacio flexible con cierta estructura contenedora. Se promueve activamente un ambiente laboral grato y estimulante, donde el bienestar emocional de quienes participan es un componente central. En términos relacionales, se favorece el equilibrio entre la expresión genuina y la cohesión del grupo, sin que ninguna de estas fuerzas predomine del todo. Este patrón cultural favorece a personas empáticas, solidarias y emocionalmente disponibles, capaces de comprometerse con el bienestar de otros desde una actitud de cuidado constante.

Para caracterizar al individuo que encarna esta cultura, se emplea el marco de los valores de Schwartz, un conjunto de principios universales que reflejan aquello que una persona valora, privilegia y considera importante al tomar decisiones y relacionarse en el trabajo. Precisar el nivel de cada valor permite traducir la dinámica cultural descrita en pautas de comportamiento concretas, desde la visión organizacional hasta el perfil personal que la representa.


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