Volver a ejemplos

Descriptor de cargo: Chief Financial Officer (CFO)

Propósito

El Chief Financial Officer (CFO) tiene como propósito liderar la estrategia financiera del holding, asegurando la sostenibilidad y eficiencia del negocio. Supervisa áreas clave como contabilidad, tesorería, control de gestión y relación con inversionistas, participando activamente en la toma de decisiones estratégicas de la organización.

Descripción general

El Chief Financial Officer (CFO) es un Gerente Senior, con rol de gestor de equipos, y corresponde a un cargo crítico. Pertenece a la función de Dirección Financiera, clasificada como función clave del negocio. Reporta directamente al CEO, quien a su vez reporta al Directorio.

Sus responsabilidades se distribuyen en un 80% de actividades estratégicas y 20% de actividades tácticas. Lidera el diseño de políticas financieras, la toma de decisiones de inversión y financiamiento, y la supervisión de áreas clave de soporte financiero del grupo.

Su impacto es transversal y de alto nivel. Afecta la sostenibilidad financiera, el cumplimiento normativo, la credibilidad ante stakeholders estratégicos, y la capacidad del holding para ejecutar su estrategia de crecimiento y diferenciación competitiva.

Complejidad e impacto

Profundidad de conocimiento

Conocimiento funcional: El CFO debe poseer un dominio experto en contabilidad financiera, planificación estratégica, análisis de estados financieros, gestión de riesgos y control presupuestario. Este conocimiento técnico avanzado permite liderar la función financiera con precisión, establecer políticas sólidas, supervisar auditorías y asegurar la integridad de la información para la toma de decisiones críticas en un contexto de alta complejidad regulatoria y operacional.

Conocimiento del negocio: El rol exige una comprensión profunda del modelo de negocio del holding financiero, sus unidades operativas y mercados clave. Esta perspectiva permite al CFO alinear la estrategia financiera con los objetivos corporativos, anticipar impactos económicos, regulatorios y tecnológicos, y proponer ajustes ágiles en la estructura financiera ante variaciones en el entorno competitivo global.

Desafío

Resolución de problemas: Enfrenta desafíos complejos que requieren análisis sistémico, pensamiento crítico y toma de decisiones basada en escenarios. El CFO debe anticipar desviaciones relevantes, evaluar sus impactos en la rentabilidad y proponer soluciones estructurales. La capacidad para priorizar y sintetizar grandes volúmenes de información es esencial para intervenir proactivamente ante situaciones críticas o riesgos emergentes.

Liderazgo: Lidera un equipo diverso de gerentes y profesionales financieros, promoviendo un entorno de alto desempeño. Su liderazgo combina visión estratégica, delegación efectiva y desarrollo de capacidades internas. Debe influir sobre otros líderes de la organización, alinear a los equipos con los objetivos del negocio y sostener una cultura de excelencia operativa, ética financiera y compromiso con los resultados.

Comunicación: Requiere habilidades avanzadas de comunicación escrita y oral para interactuar con el directorio, inversionistas, auditores externos y equipos internos. La claridad para presentar estados financieros complejos, justificar decisiones estratégicas y negociar condiciones financieras es crítica. Además, debe adaptar su estilo comunicacional según la audiencia, promoviendo transparencia, confianza y alineación estratégica.

Influencia

Autonomía: Opera con un alto grado de autonomía, tomando decisiones financieras clave sin supervisión directa. Define estrategias, lidera procesos presupuestarios y aprueba inversiones relevantes. Su independencia se basa en la confianza organizacional y en un marco de gobernanza financiera, actuando como contrapeso crítico frente a decisiones con impacto económico significativo.

Forma del impacto: El impacto del CFO es indirecto pero determinante en el éxito del negocio. A través de la gestión eficiente de recursos, la estructuración financiera y el control del riesgo, asegura la sostenibilidad y crecimiento del holding. Sus decisiones influyen directamente en la credibilidad de la empresa ante los mercados, agencias reguladoras e inversionistas institucionales.

Alcance del impacto: Su impacto se extiende a nivel corporativo, abarcando todas las unidades operativas del holding financiero. Las políticas y decisiones que lidera afectan transversalmente los resultados financieros, la posición de liquidez, las estrategias de inversión y la reputación institucional. Tiene responsabilidad funcional global, con influencia estratégica en la evolución del negocio.

Responsabilidades

Actividades operativas (0%)

No aplica para este cargo.

Actividades tácticas (20%)

Actividades estratégicas (80%)

Requisitos

Formación y experiencia

Conocimientos

Conocimientos clave:

Conocimientos deseables:

Capacidades personales

Competencias

Competencias clave:

Competencias deseables:

Otros

Interacciones

El CFO mantiene interacción directa con el CEO, el Directorio, gerencias de primera línea, auditores externos, bancos, inversionistas institucionales y reguladores. Internamente, lidera a los equipos de finanzas, contabilidad, planificación, control de gestión y relación con inversionistas. Su rol exige articular intereses estratégicos, técnicos y reputacionales en contextos de alta exigencia institucional.

Evaluación de desempeño

Criterios de evaluación

Ejemplos de indicadores medibles

Información laboral & administrativa

Guía de preguntas y respuestas

Para este cargo se propone una entrevista basada en logros. El candidato deberá presentar entre 3 y 5 logros relevantes, describiendo la complejidad del problema enfrentado, los desafíos de liderazgo y comunicación, el grado de autonomía con que actuó y el impacto generado en la organización.

Descripción de logros

1. Complejidad del problema:

Grado de dificultad, ambigüedad o novedad del problema enfrentado, considerando múltiples variables e impactos organizacionales.

Qué se espera:

El candidato debería describir cómo evaluó escenarios financieros complejos en contexto multinacional, integrando datos contables, regulatorios y de mercado para tomar decisiones estratégicas sobre inversiones, adquisiciones o reestructuraciones.

2. Desafío de liderazgo:

Nivel de influencia, coordinación y movilización de personas o equipos requeridos para avanzar hacia una solución efectiva.

Qué se espera:

El candidato debería describir cómo lideró áreas financieras diversas, diseñó estrategias presupuestarias multianuales y coordinó equipos en distintas geografías para alinear resultados con objetivos corporativos y expectativas de inversionistas.

3. Desafío de comunicación:

Esfuerzo necesario para alinear intereses, persuadir actores clave y facilitar decisiones en contextos diversos o con información sensible.

Qué se espera:

El candidato debería describir cómo lideró negociaciones o presentaciones ante inversionistas, directorio o reguladores, adaptando mensajes financieros complejos según la audiencia y generando confianza y alineamiento estratégico.

4. Grado de autonomía:

Nivel de independencia en el análisis, decisión y ejecución, sin necesidad de supervisión directa o validaciones jerárquicas constantes.

Qué se espera:

El candidato debería describir cómo tomó decisiones clave de inversión, financiamiento o restructuración sin directrices previas, asumiendo la responsabilidad directa por los impactos financieros y reputacionales.

5. Impacto organizacional:

Manera en que la acción realizada transformó estructuras, procesos o decisiones, modificando el funcionamiento o dirección de la organización.

Qué se espera:

El candidato debería describir cómo sus decisiones estratégicas generaron impactos financieros estructurales en la organización, redefiniendo políticas, mejorando márgenes o consolidando crecimiento sostenible y alineado al mercado.

Demanda cognitiva del cargo

Este análisis se basa en la aplicación estructurada de modelos científicos reconocidos en psicología cognitiva, especialmente el modelo CHC (Cattell–Horn–Carroll), que clasifica las capacidades mentales en seis dominios estables y medibles para describir la demanda cognitiva del trabajo: Inteligencia Fluida (Gf), Inteligencia Cristalizada (Gc), Memoria de Trabajo (Gwm), Velocidad de Procesamiento (Gs), Capacidad Visoespacial (Gv) y Memoria a Largo Plazo y Recuperación (Glr).

Estas capacidades permiten describir con precisión los procesos mentales que requiere el ocupante de un cargo para enfrentar distintos tipos de desafíos intelectuales que demanda el rol, desde la resolución de problemas inéditos hasta la retención eficiente de información, el análisis verbal complejo o la integración de aprendizajes previos.

Las demandas cognitivas se organizan en tres niveles de relevancia para el cargo: capacidades clave, complementarias y no relevantes. Una capacidad clave es esencial para cumplir con las exigencias cognitivas del rol; su nivel requerido será Medio, Medio-alto o Alto, en función del grado de desafío identificado. Una capacidad complementaria no es imprescindible, pero puede potenciar el desempeño en ciertos contextos laborales o tareas específicas, y niveles bajos podrían representar una limitación bajo presión o carga elevada. Por último, una capacidad no relevante tiene bajo o nulo impacto directo en el desempeño esperado, aunque niveles muy bajos podrían afectar el funcionamiento general si interactúan con otras debilidades del entorno o del rol.

Perfilamiento del ocupante del cargo

Este perfilamiento está basado en el modelo de personalidad Big Five, reconocido globalmente por su solidez científica y su capacidad para predecir el desempeño en distintos entornos laborales. La evaluación se realiza considerando 10 rasgos que componen los cinco factores principales de la personalidad: Apertura, Responsabilidad, Amabilidad, Extraversión y Neuroticismo.

La apertura en 10 rasgos permite una mayor precisión y profundidad en la definición de los requisitos intelectuales, conductuales y emocionales del ocupante del cargo, al capturar matices como el estilo de pensamiento, la forma de relacionarse, la organización personal o la respuesta ante la presión. Además, facilita distinguir cuáles rasgos son más estables y cuáles presentan mayor maleabilidad, lo que resulta clave tanto para la selección como para el desarrollo y la gestión del talento.

Los requisitos del perfil se organizan en torno a cuatro niveles de relevancia para el cargo: rasgos clave, complementarios, acotados y no relevantes. Un rasgo clave es esencial para el éxito en el cargo y determina la capacidad del ocupante para cumplir con las exigencias del rol; su intensidad requerida será Media, Media-Alta o Alta. Un rasgo complementario no es estrictamente necesario, pero potencia el desempeño en ciertas situaciones del rol. Un rasgo acotado puede estar presente, pero controlado, ya que niveles altos podrían generar desalineación con el cargo. Por último, un rasgo no relevante tiene bajo o nulo impacto en el desempeño esperado, aunque niveles muy bajos podrían afectar indirectamente ciertas conductas básicas de funcionamiento laboral, por lo que no deben ser descartados sin análisis contextual.

Ajuste a la cultura organizacional

La cultura organizacional se estructura en torno a la exigencia constante, el rendimiento individual y la competitividad profesional. El entorno de trabajo es dinámico, enfocado en resultados visibles y con una fuerte orientación a la obtención de ventajas estratégicas. Los liderazgos tienden a ser directos y evaluativos, promoviendo altos estándares de desempeño y capacidad de reacción ante escenarios cambiantes. Las relaciones internas se definen por la colaboración funcional, con énfasis en la responsabilidad personal y la eficacia bajo presión. Se espera una disposición permanente a superarse, destacar en contextos desafiantes y actuar con foco en los objetivos de negocio.

El motor principal de esta organización es la búsqueda de logros individuales y el posicionamiento competitivo, con escaso énfasis en propósitos trascendentes o misiones colectivas. Existe una fuerte apertura a la experimentación, el cambio y la búsqueda de nuevas oportunidades, por sobre la necesidad de control o estabilidad normativa. En cuanto al equilibrio entre el cumplimiento formal y la experiencia laboral gratificante, ambas dimensiones se consideran relevantes, sin una dominancia clara. Por otro lado, las relaciones tienden a estructurarse más en torno a la pertenencia funcional y la colaboración táctica, que a la expresión genuina de individualidades. Este patrón impulsa un entorno donde se valoran personas ambiciosas, adaptables y con alta disposición al esfuerzo, capaces de rendir bajo presión y destacarse en escenarios de alta exigencia.

Para caracterizar al individuo que encarna esta cultura, se emplea el marco de los valores de Schwartz, un conjunto de principios universales que reflejan aquello que una persona valora, privilegia y considera importante al tomar decisiones y relacionarse en el trabajo. Precisar el nivel de cada valor permite traducir la dinámica cultural descrita en pautas de comportamiento concretas, desde la visión organizacional hasta el perfil personal que la representa.

Subir