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Descriptor de cargo: Analista de Riesgos

Propósito

El Analista de Riesgos tiene como propósito evaluar, modelar y gestionar técnicamente los riesgos asegurables, asegurando decisiones fundamentadas y sostenibles para la operación del negocio. Contribuye al diseño de modelos, análisis de siniestralidad, desarrollo de propuestas técnicas y acompañamiento a áreas comerciales.

Descripción general

El Analista de Riesgos es un Profesional Consolidado, con rol de contribuyente individual y no corresponde a un cargo crítico. Pertenece a la función de Riesgos, clasificada como función clave del negocio. Reporta directamente al Jefe de Modelos de Riesgo, quien a su vez reporta al Gerente de Gestión de Riesgos Técnicos.

Sus responsabilidades se distribuyen en un 20% de actividades estratégicas, 50% de actividades tácticas y 30% de actividades operativas. Realiza análisis técnicos, diseña modelos, formula recomendaciones, monitorea siniestralidad y colabora con áreas comerciales y de suscripción.

Su impacto se traduce en decisiones técnicas fundamentadas y sostenibilidad financiera para la compañía. Afecta directamente a la calidad de los productos, la gestión de cartera y la competitividad técnica del negocio, con alcance que influye a nivel operativo y estratégico.

Complejidad e impacto

Profundidad de conocimiento

Conocimiento funcional: Requiere dominio en evaluación técnica de riesgos, diseño de modelos actuariales y aplicación de herramientas estadísticas. Utiliza metodologías cuantitativas, análisis histórico de siniestros y criterios normativos para fundamentar decisiones de suscripción y gestión de portafolio. Su experticia permite traducir datos complejos en diagnósticos precisos y sostenibles, agregando valor técnico al negocio y alineándose con los estándares regulatorios del sector asegurador.

Conocimiento del negocio: Comprende la lógica del negocio asegurador, los marcos regulatorios aplicables y cómo la correcta evaluación técnica de riesgos contribuye a la rentabilidad y sostenibilidad financiera. Integra sus análisis con las necesidades del negocio en suscripción, diseño de productos y cumplimiento normativo. Esta visión le permite conectar decisiones técnicas con prioridades comerciales, fortaleciendo la competitividad técnica de la aseguradora en el mercado.

Desafío

Resolución de problemas: Aborda problemas complejos vinculados a la evaluación de riesgos, siniestralidad y definición de parámetros técnicos. Utiliza modelos cuantitativos, razonamiento actuarial y juicio profesional para generar soluciones fundamentadas. Integra datos, regulaciones y criterios de negocio para resolver situaciones técnicas que requieren precisión, solidez metodológica y análisis multivariable, contribuyendo al diseño de estrategias de mitigación de riesgo y optimización de portafolios.

Liderazgo: No ejerce liderazgo formal, pero actúa como referente técnico en proyectos y procesos de mejora. Brinda apoyo a colegas menos experimentados, revisa entregables técnicos y propone ajustes metodológicos. Su participación es clave en la consolidación de buenas prácticas analíticas, aportando experiencia, criterio y rigurosidad técnica en el trabajo colaborativo con equipos internos y en iniciativas de revisión o ajuste de modelos.

Comunicación: Redacta informes técnicos complejos, presenta resultados ante jefaturas y equipos multidisciplinarios y ajusta su nivel de comunicación según la audiencia. Mantiene precisión terminológica y claridad analítica, facilitando la comprensión de modelos y recomendaciones. Sus comunicaciones escritas y orales permiten tomar decisiones informadas y alineadas con criterios técnicos, generando credibilidad frente a áreas técnicas, comerciales y de cumplimiento.

Influencia

Autonomía: Opera con independencia significativa en el desarrollo de modelos, análisis de riesgo y formulación de recomendaciones. Recibe lineamientos generales, pero gestiona sus entregables con autonomía, asegurando calidad técnica y cumplimiento de plazos. Esta capacidad le permite abordar desafíos complejos sin supervisión directa constante, contribuyendo a la mejora continua de procesos técnicos y fortaleciendo la confiabilidad de sus aportes.

Forma del impacto: Influye directamente en decisiones técnicas de suscripción, ajustes de portafolio, tarifas y políticas de gestión de riesgo. Su aporte se basa en evidencia cuantitativa y metodologías sólidas, lo que mejora la calidad de decisiones estratégicas del negocio. Las recomendaciones técnicas que entrega afectan la sostenibilidad financiera, el cumplimiento normativo y la capacidad de respuesta ante eventos críticos o tendencias de siniestralidad.

Alcance del impacto: El impacto de su trabajo abarca tanto su unidad como áreas comerciales, productos, siniestros y cumplimiento. Aporta insumos clave para decisiones técnicas transversales, incidiendo en la estrategia técnica de la aseguradora. Su influencia se extiende desde la operación diaria hasta iniciativas estratégicas, afectando directamente la rentabilidad, competitividad y alineamiento regulatorio de la compañía en un entorno cambiante.

Responsabilidades

Actividades operativas (30%)

Actividades tácticas (50%)

Actividades estratégicas (20%)

Requisitos

Formación y experiencia

Conocimientos

Conocimientos clave:

Conocimientos deseables:

Capacidades personales

Competencias

Competencias clave:

Competencias deseables:

Otros

Interacciones

El Analista de Riesgos interactúa con equipos técnicos de suscripción, siniestros, planificación y productos, además de jefaturas estratégicas y unidades comerciales. A nivel externo, puede vincularse con consultoras técnicas o reaseguradoras para validar enfoques o compartir análisis.

Evaluación de desempeño

Criterios de evaluación

Ejemplos de indicadores medibles

Información laboral & administrativa

Guía de preguntas y respuestas

Para este cargo se propone una entrevista basada en logros. El candidato deberá presentar entre 3 y 5 logros relevantes, describiendo la complejidad del problema enfrentado, los desafíos de liderazgo y comunicación, el grado de autonomía con que actuó y el impacto generado en la organización.

Descripción de logros

1. Complejidad del problema:

Grado de dificultad, ambigüedad o novedad del problema enfrentado, considerando múltiples variables e impactos organizacionales.

Qué se espera:

El candidato debería describir cómo resolvió un caso de análisis actuarial o evaluación de riesgo no estándar, integrando datos históricos, comportamiento de siniestralidad y criterios técnicos para establecer recomendaciones ajustadas al perfil de cartera.

2. Desafío de liderazgo:

Nivel de influencia, coordinación y movilización de personas o equipos requeridos para avanzar hacia una solución efectiva.

Qué se espera:

El candidato debería describir cómo apoyó a colegas en la aplicación de modelos o validación de supuestos técnicos, compartiendo metodologías y mejorando la precisión del análisis sin ejercer un rol de supervisión formal.

3. Desafío de comunicación:

Esfuerzo necesario para alinear intereses, persuadir actores clave y facilitar decisiones en contextos diversos o con información sensible.

Qué se espera:

El candidato debería describir cómo presentó reportes o proyecciones complejas a áreas comerciales o gerenciales, ajustando el nivel de tecnicismo y facilitando decisiones estratégicas basadas en sus conclusiones.

4. Grado de autonomía:

Nivel de independencia en el análisis, decisión y ejecución, sin necesidad de supervisión directa o validaciones jerárquicas constantes.

Qué se espera:

El candidato debería describir cómo desarrolló y ajustó modelos de riesgo o herramientas de análisis de manera autónoma, alineando sus decisiones con lineamientos técnicos y objetivos de negocio.

5. Impacto organizacional:

Manera en que la acción realizada transformó estructuras, procesos o decisiones, modificando el funcionamiento o dirección de la organización.

Qué se espera:

El candidato debería describir cómo su análisis permitió prevenir desviaciones de siniestralidad, mejorar políticas de suscripción o sustentar decisiones clave en gestión de cartera y rentabilidad técnica.

Demanda cognitiva del cargo

Este análisis se basa en la aplicación estructurada de modelos científicos reconocidos en psicología cognitiva, especialmente el modelo CHC (Cattell–Horn–Carroll), que clasifica las capacidades mentales en seis dominios estables y medibles para describir la demanda cognitiva del trabajo: Inteligencia Fluida (Gf), Inteligencia Cristalizada (Gc), Memoria de Trabajo (Gwm), Velocidad de Procesamiento (Gs), Capacidad Visoespacial (Gv) y Memoria a Largo Plazo y Recuperación (Glr).

Estas capacidades permiten describir con precisión los procesos mentales que requiere el ocupante de un cargo para enfrentar distintos tipos de desafíos intelectuales que demanda el rol, desde la resolución de problemas inéditos hasta la retención eficiente de información, el análisis verbal complejo o la integración de aprendizajes previos.

Las demandas cognitivas se organizan en tres niveles de relevancia para el cargo: capacidades clave, complementarias y no relevantes. Una capacidad clave es esencial para cumplir con las exigencias cognitivas del rol; su nivel requerido será Medio, Medio-alto o Alto, en función del grado de desafío identificado. Una capacidad complementaria no es imprescindible, pero puede potenciar el desempeño en ciertos contextos laborales o tareas específicas, y niveles bajos podrían representar una limitación bajo presión o carga elevada. Por último, una capacidad no relevante tiene bajo o nulo impacto directo en el desempeño esperado, aunque niveles muy bajos podrían afectar el funcionamiento general si interactúan con otras debilidades del entorno o del rol.

Perfilamiento del ocupante del cargo

Este perfilamiento está basado en el modelo de personalidad Big Five, reconocido globalmente por su solidez científica y su capacidad para predecir el desempeño en distintos entornos laborales. La evaluación se realiza considerando 10 rasgos que componen los cinco factores principales de la personalidad: Apertura, Responsabilidad, Amabilidad, Extraversión y Neuroticismo.

La apertura en 10 rasgos permite una mayor precisión y profundidad en la definición de los requisitos intelectuales, conductuales y emocionales del ocupante del cargo, al capturar matices como el estilo de pensamiento, la forma de relacionarse, la organización personal o la respuesta ante la presión. Además, facilita distinguir cuáles rasgos son más estables y cuáles presentan mayor maleabilidad, lo que resulta clave tanto para la selección como para el desarrollo y la gestión del talento.

Los requisitos del perfil se organizan en torno a cuatro niveles de relevancia para el cargo: rasgos clave, complementarios, acotados y no relevantes. Un rasgo clave es esencial para el éxito en el cargo y determina la capacidad del ocupante para cumplir con las exigencias del rol; su intensidad requerida será Media, Media-Alta o Alta. Un rasgo complementario no es estrictamente necesario, pero potencia el desempeño en ciertas situaciones del rol. Un rasgo acotado puede estar presente, pero controlado, ya que niveles altos podrían generar desalineación con el cargo. Por último, un rasgo no relevante tiene bajo o nulo impacto en el desempeño esperado, aunque niveles muy bajos podrían afectar indirectamente ciertas conductas básicas de funcionamiento laboral, por lo que no deben ser descartados sin análisis contextual.

Ajuste a la cultura organizacional

La cultura organizacional se estructura en torno al rendimiento visible, la ambición profesional y la orientación a resultados medibles. El entorno de trabajo es dinámico, con espacios para la iniciativa personal y la innovación dentro de márgenes normativos definidos. Los liderazgos combinan exigencia con capacidad de respuesta estratégica, promoviendo estructuras de reconocimiento competitivo y mejora continua. Las relaciones laborales se articulan en función del cumplimiento de objetivos, con colaboración táctica, retroalimentación permanente y alta velocidad en la toma de decisiones.

Esta organización prioriza la proyección profesional y el desempeño individual por sobre la orientación a causas colectivas o misiones compartidas. Existe una fuerte disposición al cambio, la experimentación y la apertura a nuevos enfoques, con baja necesidad de previsibilidad estructural. El entorno combina de forma equilibrada la exigencia normativa con la búsqueda de condiciones de trabajo que generen compromiso sostenido. En el plano relacional, se privilegia el sentido de pertenencia y la integración al colectivo más que la expresión individual sin filtro. Este patrón configura un entorno propicio para personas ambiciosas, versátiles y comprometidas con el crecimiento, capaces de liderar desde la acción concreta, adaptarse con agilidad y fortalecer vínculos funcionales en contextos exigentes.

Para caracterizar al individuo que encarna esta cultura, se emplea el marco de los valores de Schwartz, un conjunto de principios universales que reflejan aquello que una persona valora, privilegia y considera importante al tomar decisiones y relacionarse en el trabajo. Precisar el nivel de cada valor permite traducir la dinámica cultural descrita en pautas de comportamiento concretas, desde la visión organizacional hasta el perfil personal que la representa.

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