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Descriptor de cargo: Agente de Viajes

Propósito

El Agente de Viajes tiene como propósito principal atender a clientes que buscan organizar sus viajes, brindando asesoría, cotizaciones y soluciones integrales de viaje. A través de una atención eficiente y el uso de sistemas internos, asegura la correcta gestión de reservas y productos turísticos adicionales, contribuyendo directamente a la experiencia del cliente y a los resultados comerciales de la agencia.

Descripción general

El Agente de Viajes es un cargo del nivel Soporte en Desarrollo, con rol de contribuyente individual, y no corresponde a un cargo crítico. Pertenece a la función Agencia de Viajes, clasificada como función clave del negocio. Reporta directamente al Supervisor de Ventas de Agencia, quien a su vez reporta al Jefe de Sucursal Turística.

Su tiempo se dedica en un 100% a actividades operativas. Sus responsabilidades incluyen atención al cliente, cotización de programas turísticos, gestión de reservas, ofrecimiento de productos adicionales y registro de información en el sistema.

Su impacto se refleja en la calidad y exactitud de las gestiones realizadas en el sistema y en la satisfacción de los clientes atendidos. Aunque su alcance de impacto es limitado al trabajo individual, contribuye a la eficiencia operativa de su equipo inmediato.

Complejidad e impacto

Profundidad de conocimiento

Conocimiento funcional: El Agente de Viajes aplica conocimientos técnicos básicos en la gestión de reservas, cotizaciones y atención de clientes. Opera con procedimientos estandarizados y usa herramientas definidas por la agencia. Su experiencia práctica y comprensión funcional permiten ejecutar tareas repetitivas con precisión, asegurar el cumplimiento de protocolos y mantener la calidad del servicio ofrecido en cada interacción con el cliente.

Conocimiento del negocio: Comprende cómo su rol se vincula con los objetivos comerciales de la agencia. Sabe que su desempeño afecta la percepción del cliente y la efectividad del ciclo de venta. Contribuye desde lo operativo, apoyando el cumplimiento de metas diarias a través de una atención eficiente y un registro cuidadoso de datos en el sistema de gestión de reservas y cotizaciones.

Desafío

Resolución de problemas: Resuelve problemas simples del ciclo de venta mediante alternativas predefinidas, como cambios de itinerario o corrección de reservas. Su razonamiento es básico, pero suficiente para actuar con autonomía operativa en casos recurrentes. Recurre a protocolos definidos y consulta al supervisor en situaciones fuera del estándar. Su foco está en mantener la fluidez de la atención al cliente sin afectar la operación general.

Liderazgo: No ejerce funciones de supervisión ni lidera iniciativas. Su aporte al equipo se basa en la ejecución consistente de tareas asignadas y el cumplimiento de estándares definidos. Colabora con sus pares cuando es necesario, comparte información y contribuye al orden general de los procesos, asegurando la continuidad operativa sin ejercer influencia formal sobre otros miembros del equipo.

Comunicación: Se espera que mantenga una comunicación clara, respetuosa y empática con clientes y compañeros. Aunque no se enfrenta a situaciones comunicacionales complejas, su habilidad para escuchar, explicar productos turísticos y registrar correctamente solicitudes es fundamental para entregar un servicio cordial, efectivo y alineado con la experiencia que busca ofrecer la agencia de viajes.

Influencia

Autonomía: Opera bajo procedimientos definidos, con escasa capacidad de modificar métodos. Cuenta con autonomía operativa limitada y trabaja bajo la supervisión directa de su jefe. Aun así, debe ejecutar tareas rutinarias con responsabilidad, asegurando el cumplimiento de estándares de calidad sin necesidad de revisión constante en cada acción, especialmente cuando se trata de reservas o gestión de datos.

Forma del impacto: Su impacto es directo y se refleja en la calidad de las cotizaciones y reservas realizadas. Una gestión precisa evita errores operativos y mejora la percepción del cliente sobre la agencia. Aunque no toma decisiones de alto nivel, su trabajo cotidiano tiene repercusión en la experiencia de compra y en la eficiencia operativa del servicio prestado por el equipo.

Alcance del impacto: El impacto del Agente de Viajes se limita a sus propias tareas. No influye en procesos fuera de su ámbito, pero su correcto desempeño asegura que las actividades básicas del equipo funcionen sin interrupciones. Su responsabilidad recae en asegurar calidad, precisión y continuidad en las tareas asignadas dentro de un entorno de soporte al cliente turístico.

Responsabilidades

Actividades operativas (100%)

Se relacionan con la ejecución directa de tareas y procesos definidos que aseguran el funcionamiento diario. Incluyen la producción de bienes o servicios, atención al cliente, gestión administrativa y operación de sistemas. Son prácticas, rutinarias y de corto plazo, enfocadas en cumplir estándares de calidad, eficiencia y puntualidad.

Actividades tácticas (0%)

Traducen la estrategia en planes y acciones concretas a nivel departamental o funcional. Involucran la planificación, organización y supervisión de recursos y procesos para implementar eficientemente las metas estratégicas. Se centran en coordinar equipos, ejecutar proyectos y resolver problemas operativos con un enfoque de mediano plazo.

No aplica para este cargo.

Actividades estratégicas (0%)

Se enfocan en definir la dirección a largo plazo de la organización, estableciendo objetivos generales, diseñando planes y tomando decisiones de alto nivel que impactan el futuro del negocio. Incluyen la planificación estratégica, formulación de políticas, gestión de relaciones externas clave, exploración de oportunidades de mercado y definición de prioridades organizacionales.

No aplica para este cargo.

Requisitos

Formación y experiencia

Conocimientos

Contenidos técnicos o procedimentales adquiridos mediante estudios o experiencia, aplicables al desempeño laboral. Incluyen metodologías, normativas, herramientas o procesos específicos del cargo. Son verificables, transferibles y fundamentales para ejercer una función con dominio técnico.

Conocimientos clave:

Conocimientos deseables:

Capacidades personales

Disposiciones individuales o talentos naturales que influyen en la forma en que una persona actúa, aprende o se relaciona en el entorno laboral. Estas capacidades pueden desarrollarse con la experiencia, pero tienen una base más estable en la personalidad y el estilo de funcionamiento de cada individuo.

Competencias

Conjunto integrado de comportamientos observables que reflejan la aplicación práctica de conocimientos, habilidades y capacidades en contextos laborales específicos. Las competencias se expresan en la ejecución efectiva de tareas, toma de decisiones, resolución de problemas y colaboración. Las competencias se seleccionan desde un inventario estructurado de 21 competencias laborales universales.

Competencias clave:

Competencias deseables:

Otros

Interacciones

El Agente de Viajes interactúa principalmente con clientes para asesorarlos en la organización de viajes, resolver dudas y gestionar cotizaciones y reservas. A nivel interno, se comunica con su supervisor y compañeros del equipo de ventas para coordinar tareas, compartir información relevante y mantener la continuidad operativa del servicio en la agencia.

Evaluación de desempeño

Criterios de evaluación

Ejemplos de indicadores medibles

Información laboral & administrativa

Guía de preguntas y respuestas

Para este cargo se propone una entrevista basada en competencias. A continuación, se presentan las preguntas sugeridas para cada competencia identificada, junto con las expectativas de respuesta alineadas con los requerimientos del rol.

Competencias clave

Competencias deseables

Demanda cognitiva del cargo

Este análisis se basa en la aplicación estructurada de modelos científicos reconocidos en psicología cognitiva, especialmente el modelo CHC (Cattell–Horn–Carroll), que clasifica las capacidades mentales en seis dominios estables y medibles para describir la demanda cognitiva del trabajo: Inteligencia Fluida (Gf), Inteligencia Cristalizada (Gc), Memoria de Trabajo (Gwm), Velocidad de Procesamiento (Gs), Capacidad Visoespacial (Gv) y Memoria a Largo Plazo y Recuperación (Glr).

Estas capacidades permiten describir con precisión los procesos mentales que requiere el ocupante de un cargo para enfrentar distintos tipos de desafíos intelectuales que demanda el rol, desde la resolución de problemas inéditos hasta la retención eficiente de información, el análisis verbal complejo o la integración de aprendizajes previos.

Las demandas cognitivas se organizan en tres niveles de relevancia para el cargo: capacidades clave, complementarias y no relevantes. Una capacidad clave es esencial para cumplir con las exigencias cognitivas del rol; su nivel requerido será Medio, Medio-alto o Alto, en función del grado de desafío identificado. Una capacidad complementaria no es imprescindible, pero puede potenciar el desempeño en ciertos contextos laborales o tareas específicas, y niveles bajos podrían representar una limitación bajo presión o carga elevada. Por último, una capacidad no relevante tiene bajo o nulo impacto directo en el desempeño esperado, aunque niveles muy bajos podrían afectar el funcionamiento general si interactúan con otras debilidades del entorno o del rol.

  • Inteligencia fluida (Gf): Complementario

    El cargo resuelve solicitudes rutinarias —cotizar programas, corregir datos o cambiar fechas— siguiendo protocolos establecidos y escalando incidencias atípicas al supervisor. Por ello, la necesidad de razonamiento abstracto y diseño de soluciones inéditas es acotada. Disponer de cierta agilidad mental ayuda a reaccionar ante imprevistos, pero no condiciona la productividad diaria. Así, la Inteligencia Fluida se clasifica como capacidad complementaria: aporta flexibilidad, sin resultar determinante para cumplir los estándares operativos del rol.

    Inteligencia Fluida (Gf) es una capacidad cognitiva general que se refiere a la habilidad para razonar, resolver problemas novedosos y detectar patrones en situaciones nuevas, sin depender de conocimientos previos o experiencia acumulada.

    En el entorno laboral, las personas con alta inteligencia fluida destacan en la resolución de problemas complejos, la toma de decisiones en contextos inciertos y la adaptación rápida a escenarios cambiantes. Esta capacidad es clave en roles que exigen pensamiento analítico, capacidad de abstracción y diseño de soluciones inéditas, como consultoría estratégica, ciencia de datos, investigación tecnológica, innovación organizacional y desarrollo de productos.

    Su relevancia depende del grado de novedad y complejidad lógica que presentan las tareas del cargo. Tiene menor impacto en funciones altamente estructuradas o basadas en procedimientos repetitivos, como operación de maquinaria, ejecución de tareas administrativas rutinarias, manufactura en línea o procesamiento masivo de datos con reglas fijas. En cambio, se vuelve esencial en funciones donde el entorno cambia rápidamente o donde los problemas no tienen soluciones predefinidas.

    Un nivel bajo de inteligencia fluida puede dificultar la adaptación a lo nuevo, limitar la capacidad para enfrentar situaciones inéditas y aumentar la dependencia de reglas o experiencia previa. En cambio, una inteligencia fluida muy alta puede llevar a una sobrecomplicación de los problemas o a cuestionamientos innecesarios de soluciones ya efectivas.

    Esta capacidad tiene una maleabilidad baja a moderada, lo que significa que su mejora está sujeta a límites biológicos, aunque puede fortalecerse con entrenamiento adecuado. Actividades como resolver acertijos lógicos, participar en juegos de estrategia, practicar razonamiento inductivo o enfrentarse a desafíos cognitivos progresivamente más complejos pueden contribuir a mantener y potenciar esta capacidad. Estimularla en el entorno laboral implica fomentar el aprendizaje activo, el pensamiento crítico y la exposición constante a problemas sin solución evidente.

  • Inteligencia cristalizada (Gc): Clave Nivel Medio

    El servicio depende de explicar destinos, tarifas y políticas con precisión, registrar datos sin errores y emplear vocabulario turístico adecuado. Ello exige un conocimiento verbal y conceptual sólido, aunque no especializado a nivel experto. Fallos de comprensión o comunicación impactan la satisfacción del cliente y la eficiencia comercial. Por esto, la Inteligencia Cristalizada es una capacidad clave en nivel medio: esencial para la calidad del servicio, pero con complejidad lingüística y conceptual moderada.

    Inteligencia Cristalizada (Gc) es una capacidad cognitiva que se refiere al conocimiento adquirido a lo largo del tiempo y a la habilidad para aplicar dicho conocimiento en la resolución de problemas, especialmente en contextos familiares o bien estructurados. Se manifiesta como comprensión verbal, riqueza conceptual, cultura general y dominio del lenguaje.

    En el entorno laboral, una alta inteligencia cristalizada se traduce en capacidad para comprender textos complejos, comunicar ideas con claridad, usar conceptos técnicos con propiedad y tomar decisiones basadas en experiencia acumulada o marcos teóricos sólidos. Esta capacidad es clave en roles que requieren juicio experto, pensamiento conceptual y comunicación sofisticada, como abogacía, docencia universitaria, planificación estratégica, formulación de políticas públicas y asesoría técnica especializada.

    Su importancia varía según la demanda de conocimiento formal y profundidad conceptual del cargo. Es menos relevante en funciones de ejecución operativa o tareas manuales repetitivas, como logística básica, operación en planta, atención al cliente con guiones estandarizados o labores administrativas de bajo nivel técnico. En contraste, resulta fundamental en cargos donde el lenguaje, la cultura general y la articulación de ideas son críticos para el desempeño.

    Un nivel bajo de inteligencia cristalizada puede generar dificultades para comprender instrucciones complejas, interpretar documentos técnicos o comunicar ideas con precisión. Por otro lado, una inteligencia cristalizada muy alta sin suficiente capacidad de adaptación puede llevar a rigidez intelectual o sobredependencia de esquemas tradicionales frente a contextos cambiantes.

    Esta capacidad tiene una maleabilidad moderada, ya que se nutre del aprendizaje, la experiencia y el desarrollo verbal continuo. Puede potenciarse a través de la lectura regular, el estudio autodirigido, la escritura reflexiva, la exposición a debates argumentativos o el aprendizaje de nuevos dominios de conocimiento. Su desarrollo sostenido depende del entorno educativo, del acceso a contextos ricos en estímulos cognitivos y del hábito de aplicar el conocimiento adquirido a nuevas situaciones

  • Memoria de trabajo (Gwm): Complementario

    La jornada implica alternar entre cotizaciones, nombres de pasajeros, fechas y códigos de reserva mientras se conversa con el cliente y se actualiza el sistema. No obstante, gran parte de los datos se respaldan en plantillas, menús y verificaciones automáticas, reduciendo la carga mental. La memoria de trabajo contribuye a evitar confusiones y a mantener la conversación fluida, pero puede compensarse con apoyos externos. Se clasifica, por ello, como capacidad complementaria.

    Memoria de Trabajo (Gwm) es una capacidad cognitiva que permite mantener y manipular información de manera temporal mientras se realiza una tarea. Es fundamental para seguir instrucciones, realizar cálculos mentales, organizar secuencias de pasos y coordinar acciones en tiempo real.

    En el entorno laboral, una memoria de trabajo desarrollada facilita la ejecución de tareas complejas que requieren atención sostenida, gestión simultánea de múltiples elementos y resolución rápida de problemas prácticos. Es especialmente valiosa en funciones que exigen coordinación mental entre distintos fragmentos de información, como programación informática, supervisión operativa, análisis de datos en tiempo real, control logístico o atención a múltiples solicitudes simultáneas.

    Su relevancia depende del nivel de carga mental simultánea que imponga el cargo. Es menos importante en actividades de ejecución lineal con instrucciones secuenciales simples y bajo nivel de variabilidad, como empaquetado, carga y descarga, ingreso de datos repetitivos o tareas mecánicas estandarizadas. En cambio, es crítica cuando hay que alternar entre tareas, recordar múltiples condiciones o retener y usar reglas durante la ejecución.

    Cuando esta capacidad es baja, pueden aparecer errores por olvido de pasos, dificultad para mantener el foco en tareas múltiples, confusión en la aplicación de instrucciones o pérdida del hilo de lo que se está haciendo. Una memoria de trabajo demasiado exigida sin apoyo externo puede llevar al agotamiento cognitivo o al colapso del rendimiento bajo presión.

    La maleabilidad de esta capacidad es moderada, y puede entrenarse mediante técnicas específicas. Juegos y ejercicios de atención dividida, métodos de chunking (agrupación de información), práctica con tareas de seguimiento múltiple, y la exposición a entornos de exigencia creciente, son formas efectivas de mejorarla. También se potencia al trabajar la concentración, la autorregulación emocional y el manejo del estrés, que influyen directamente en su eficacia.

  • Velocidad de procesamiento: Clave Nivel Medio

    El cargo exige gestionar múltiples solicitudes en paralelo, ingresar datos con precisión y mantener fluidez operativa durante la jornada, especialmente en horarios con alta demanda. Si bien no se requiere una velocidad excepcional, mantener un ritmo constante y eficiente es fundamental para evitar retrasos y errores repetitivos. Por ello, la Velocidad de Procesamiento se clasifica como capacidad clave en nivel medio: influye en la calidad del servicio, sin exigir un rendimiento extremo o especializado.}

    Velocidad de Procesamiento (Gs) es una capacidad cognitiva que refleja la rapidez con la que una persona puede percibir, interpretar y responder a estímulos simples y rutinarios. No implica razonamiento complejo, sino eficiencia mental para ejecutar tareas conocidas con agilidad, precisión y continuidad.

    En el entorno laboral, una alta velocidad de procesamiento permite manejar grandes volúmenes de información repetitiva, responder rápidamente a solicitudes, procesar datos con eficiencia y mantener un ritmo constante en tareas operativas. Esta capacidad es clave en funciones que requieren rapidez sin sacrificar exactitud, como digitación, atención telefónica, procesamiento de pedidos, manejo de caja, análisis de imágenes radiológicas o control de calidad visual.

    Su relevancia disminuye en roles donde prima el análisis estratégico, la reflexión profunda o la toma de decisiones pausada y compleja. Cargos como estrategia empresarial, investigación científica, liderazgo organizacional o desarrollo de políticas públicas no demandan alta velocidad de procesamiento, ya que el foco está en la calidad del razonamiento más que en la rapidez.

    Cuando esta capacidad es baja, el desempeño en tareas rutinarias puede ser más lento, con tendencia al rezago en comparación con el entorno. Esto puede generar acumulación de trabajo, frustración o errores por presión temporal. Una velocidad excesivamente alta, en cambio, puede llevar a una ejecución apresurada, descuido en la revisión o dificultad para detenerse a analizar con profundidad.

    La maleabilidad de esta capacidad es baja-moderada, pero puede optimizarse con entrenamiento específico. Ejercicios de velocidad visual, práctica repetitiva de tareas estandarizadas, uso de cronómetros, mecanografía, actividades de tiempo limitado y videojuegos cognitivos de respuesta rápida pueden contribuir a su mejora. Sin embargo, su desarrollo tiene un límite natural, por lo que muchas veces es más eficaz adaptar el entorno y las herramientas a las capacidades individuales

  • Capacidad visoespacial (Gv): No relevante

    Las tareas se realizan en un entorno digital textual; no se interpretan planos, diseños tridimensionales ni se manipulan objetos físicos. La información se gestiona mediante formularios y catálogos de destinos, y la precisión requerida se apoya en datos alfanuméricos, no en rotaciones espaciales. Una alta habilidad visoespacial no ofrece ventaja competitiva, y niveles bajos no comprometen el servicio. Por ello, la Capacidad Visoespacial se considera no relevante para el desempeño del Agente de Viajes.

    Capacidad Visoespacial (Gv) es una capacidad cognitiva que permite visualizar, manipular y comprender objetos en el espacio. Implica la habilidad para imaginar movimientos, rotaciones y transformaciones espaciales, así como para interpretar planos, mapas o diagramas complejos.

    En el entorno laboral, esta capacidad es esencial en roles que requieren precisión en la orientación espacial, como arquitectura, ingeniería, diseño industrial, cirugía, pilotaje, manejo de maquinaria pesada, logística y oficios técnicos como electricidad, carpintería o mecánica. Las personas con alta capacidad visoespacial pueden anticipar cómo se comportarán los objetos en el espacio, entender relaciones geométricas y detectar incongruencias estructurales con rapidez.

    En funciones centradas en lo verbal, conceptual o relacional —como docencia, derecho, recursos humanos o análisis financiero— su importancia es menor, ya que no se trabaja con representaciones espaciales complejas ni con estructuras físicas tridimensionales.

    Una baja capacidad visoespacial puede dificultar la interpretación de planos, el uso de herramientas de diseño asistido por computadora (CAD) o la ejecución precisa de tareas físicas que requieren orientación espacial. En cambio, una capacidad excesivamente alta, sin un contexto de aplicación directa, puede no aportar valor y generar sobreanálisis visual o técnico innecesario.

    Esta capacidad tiene una maleabilidad baja, aunque puede mantenerse y fortalecer su funcionamiento con práctica regular. Actividades como el dibujo técnico, modelado 3D, juegos de construcción, entrenamiento con software de diseño, rompecabezas tridimensionales, ajedrez o videojuegos de navegación espacial ayudan a ejercitarla. Sin embargo, su desarrollo suele estar limitado por predisposiciones cognitivas estables, por lo que se recomienda considerar su peso según la naturaleza específica del rol.

  • Memoria a largo plazo y recuperación (Glr): Complementario

    Conocer destinos, promociones y requisitos migratorios facilita la asesoría, pero la agencia provee bases de datos y manuales que se consultan en línea. El agente recurre a estos recursos más que a recuerdos extensos, y las actualizaciones continuas desaconsejan confiar exclusivamente en memoria personal. Sin embargo, la capacidad de recuperar experiencias pasadas agiliza la respuesta y genera confianza. Se clasifica, por tanto, como capacidad complementaria: útil, pero no crítica gracias a soportes externos.

    Memoria a Largo Plazo y Recuperación (Glr) es una capacidad cognitiva que permite almacenar, consolidar y recuperar información de forma duradera. Se vincula con la fluidez en el acceso a conocimientos previos, experiencias y aprendizajes, así como con la habilidad para generar ideas nuevas a partir de combinaciones de conocimientos ya adquiridos.

    En el entorno laboral, esta capacidad es relevante en roles que requieren manejo de grandes volúmenes de conocimiento acumulado o recuperación rápida de información aprendida, como docencia, medicina, abogacía, gestión del conocimiento, investigación aplicada, atención al cliente, y oficios donde la experiencia técnica acumulada mejora el desempeño. Favorece la capacidad de hacer asociaciones, identificar patrones y aplicar aprendizajes previos de forma eficiente.

    En funciones rutinarias, muy estructuradas o altamente automatizadas —como tareas de línea de producción, reposición, mensajería o vigilancia— su relevancia disminuye, ya que las demandas de recuperación activa de información son mínimas o están estandarizadas.

    Una Glr baja puede provocar dificultades para recordar procedimientos, conceptos o experiencias relevantes en el momento adecuado, afectando la toma de decisiones, la transferencia de aprendizajes y la resolución eficiente de problemas. En cambio, una Glr excesivamente alta, sin una adecuada selección, puede generar saturación de datos o asociaciones poco pertinentes si no está acompañada de capacidad analítica o enfoque.

    Esta capacidad tiene una maleabilidad baja a moderada. Puede optimizarse con el uso de técnicas de estudio espaciado, mapas mentales, storytelling, práctica deliberada y reflexión estructurada. La escritura, el repaso activo, la enseñanza de lo aprendido y la conexión deliberada entre ideas facilitan su consolidación y recuperación. No obstante, su base está determinada en parte por características cognitivas estables, por lo que debe ajustarse según la naturaleza y complejidad del cargo.

Perfilamiento del ocupante del cargo

Este perfilamiento está basado en el modelo de personalidad Big Five, reconocido globalmente por su solidez científica y su capacidad para predecir el desempeño en distintos entornos laborales. La evaluación se realiza considerando 10 rasgos que componen los cinco factores principales de la personalidad: Apertura, Responsabilidad, Amabilidad, Extraversión y Neuroticismo.

La apertura en 10 rasgos permite una mayor precisión y profundidad en la definición de los requisitos intelectuales, conductuales y emocionales del ocupante del cargo, al capturar matices como el estilo de pensamiento, la forma de relacionarse, la organización personal o la respuesta ante la presión. Además, facilita distinguir cuáles rasgos son más estables y cuáles presentan mayor maleabilidad, lo que resulta clave tanto para la selección como para el desarrollo y la gestión del talento.

Los requisitos del perfil se organizan en torno a cuatro niveles de relevancia para el cargo: rasgos clave, complementarios, acotados y no relevantes. Un rasgo clave es esencial para el éxito en el cargo y determina la capacidad del ocupante para cumplir con las exigencias del rol; su intensidad requerida será Media, Media-Alta o Alta. Un rasgo complementario no es estrictamente necesario, pero potencia el desempeño en ciertas situaciones del rol. Un rasgo acotado puede estar presente, pero controlado, ya que niveles altos podrían generar desalineación con el cargo. Por último, un rasgo no relevante tiene bajo o nulo impacto en el desempeño esperado, aunque niveles muy bajos podrían afectar indirectamente ciertas conductas básicas de funcionamiento laboral, por lo que no deben ser descartados sin análisis contextual.

Ajuste a la cultura organizacional

La cultura organizacional promueve un entorno relacionalmente cálido, con énfasis en el servicio, la empatía y la capacidad de respuesta a necesidades cambiantes. El trabajo se desarrolla en contextos donde la interacción constante y la disposición para generar experiencias positivas son fundamentales. Los liderazgos se caracterizan por su cercanía y orientación al acompañamiento, y las relaciones laborales se sostienen en la colaboración práctica y el compromiso interpersonal. La estructura es moderada, permitiendo margen para la espontaneidad dentro de marcos operativos definidos, y se valora especialmente la actitud atenta, amable y adaptable.

Esta organización mantiene un equilibrio entre la orientación a metas colectivas y la búsqueda de reconocimiento individual, sin que una motivación prevalezca claramente. La necesidad de estabilidad y apertura al cambio también coexisten, generando un entorno flexible pero estructurado, con capacidad de adaptación sin perder el orden básico. Existe una marcada preferencia por generar condiciones laborales estimulantes, donde el entusiasmo, el bienestar emocional y la vivencia positiva del trabajo son aspectos valorados. En el plano relacional, se equilibra la expresión personal con la integración al equipo, permitiendo una interacción genuina sin exigir uniformidad. Este patrón cultural favorece a personas empáticas, activas y versátiles, con capacidad de conectar emocionalmente y ofrecer experiencias significativas a través del vínculo.

Para caracterizar al individuo que encarna esta cultura, se emplea el marco de los valores de Schwartz, un conjunto de principios universales que reflejan aquello que una persona valora, privilegia y considera importante al tomar decisiones y relacionarse en el trabajo. Precisar el nivel de cada valor permite traducir la dinámica cultural descrita en pautas de comportamiento concretas, desde la visión organizacional hasta el perfil personal que la representa.

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